Los empresarios del calzado miran hacia Marruecos ante la crisis
Los empresarios alicantinos del calzado vuelven a mirar a Marruecos como posible solución a la crisis que viven, la más fuerte desde la guerra del Golfo. Los industriales afirman que en lo que no es zapato de calidad no pueden competir con Asia, aunque deslocalizar es más difícil de lo que parece por la estructura atomizada del sector. Los sindicatos se oponen.
Tres fábricas de calzado de Elda (Alicante), Moda Pie, Ibon Deif y Jofran Shoes, han cerrado en las últimas semanas y seis más han suspendido su actividad 'y cerrarán si no tienen pedidos para el inicio de la campaña otoño-invierno, en marzo', según fuentes de un sector que vive su peor crisis desde la guerra del Golfo. En aquella guerra contra Irak las ventas cayeron un 50% y los empresarios temen que en ésta pase lo mismo.
El número de trabajadores afectados por estos cierres y suspensiones y otro cierre producido en Elche -la empresa Nuevo Calzado- asciende a cerca de 300. 'Elda está especializada en calzado de calidad de señora, pero todavía se fabrican muchos millones de pares de calidad media-baja, que no tienen otra alternativa que irse a fabricar a Marruecos o desaparecer', afirma el presidente de la patronal eldense, Luis Sanchís. La asociación ha realizado prospecciones en Túnez y Marruecos, pero su presidente cree que no será fácil. 'Para fabricar allí hay que desplazar personal español y tener grandes producciones, y eso está al alcance de grande empresas'.
Las 350 empresas de la zona, igual que las casi 900 de Elche son pequeñas. La Comunidad Valenciana, especialmente la provincia de Alicante, produce el 65% del calzado español, con 1.850 empresas que emplean a más de 30.000 personas. Estos datos no incluyen la economía sumergida, que está muy extendida en el sector.
El problema del calzado de calidad media-baja es la competencia asiática, 'contra la que no hay nada que hacer', según Sanchís. En ello coincide el presidente de la Federación del Calzado de la Comunidad Valenciana, Antonio Galiana, para quien existe una crisis bastante profunda en el sector del calzado, 'debido a que muchos países como China o Corea nos invaden haciendo un producto de baja calidad pero más económico'. En periodos de crisis, el consumidor se fija más en el precio que en la calidad, y son los zapatos alicantinos los que salen perdiendo, según Galiana.
Reestructuración
La crisis empezó poco antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001, con la caída de las ventas en el mercado alemán. Ahora se ha sumado el parón en Estados Unidos y en la zona euro. 'Esto ya pasó a principios de los noventa y entonces hubo cierta reestructuración en el sector con la especialización de algunas empresas', explica Sanchís. El dirigente patronal opina que la necesaria reestructuración tiene dos vías, que son la potenciación de empresas que tienen una marca -un ejemplo es Panama Jack, que diseña y tiene una marca fuerte, pero subcontrata toda la producción- y la fabricación fuera de España.
Juan de Dios Brotóns, secretario comarcal de Comisiones Obreras en Elda, reconoce lo 'delicado y preocupante de la situación', pero discrepa en que la solución sea el traslado de la producción a otros países. 'Hay una cosa en la que coincidimos con la patronal, y es en la necesidad de crear diseño, crear moda e invertir en tecnología. Si se realizan estas apuestas, podemos producir un calzado de alto valor añadido', explica Brotóns, que recuerda que pese al descenso del volumen de exportaciones del sector, crece su valor económico. 'æpermil;se es el futuro, no la deslocalización de las fábricas', señala.
Brotóns también identifica como problema la existencia de numerosos talleres que siguen ocultando una economía sumergida. 'Lo importante es conseguir que esta subcontratación se reduzca, porque provoca un efecto dominó, al exigir precios cada vez más bajos a cada eslabón de la cadena. La diferencia entre lo que se paga por el par de zapatos producido y lo que finalmente cuesta en las tiendas es enorme, y la gran parte de este pastel se lo llevan las empresas que al final se han convertido en meras comercializadoras, ya que subcontratan toda la producción', explica el dirigente sindical.
Las grandes no se libran del problema
La crisis afecta de manera especial a los pequeños fabricantes de la gama media-baja del mercado del calzado, pero no es exclusivo de ellos. El ejemplo es el grupo ilicitano Kelme, uno de los más importantes del sector en España, que a mediados de 2002 estuvo a punto de suspender pagos debido a la falta de retorno de las cuantiosas inversiones realizadas en nuevas fábricas en Elche, Rusia y Bielorrusia. La compañía de los hermanos Quiles logró finalmente refinanciar la deuda con ayuda del Instituto Valenciano de Finanzas y contrató los servicios de una consultora para llevar a cabo un plan de viabilidad.Sin embargo, fuentes del sector afirman que los problemas de Kelme se debieron más a problemas de gestión y a una estructura sobredimensionada que a falta de ventas. Las empresas que fabrican calzado de alta calidad no tienen nada que temer de Asia, según los dirigentes patronales, que mantienen que el modelo a seguir es el de una empresa con una marca fuerte y que controle la calidad y el diseño de su producto. A partir de ahí, no tiene tanta importancia si la fabricación es propia o ajena.