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Coyuntura latina

Brasil se compromete a elevar el superávit fiscal primario

El Gobierno deberá abordar reformas del gasto para cumplir el objetivo presupuestario pactado con el FMI

El ministro de Economía brasileño, Antonio Palocci, ha anunciado recientemente la elevación del objetivo de superávit primario del sector público hasta el 4,25% del PIB respecto al 3,75% de 2002. Esta medida viene a confirmar la apuesta del nuevo Gobierno por la disciplina fiscal, además de facilitar la renovación del acuerdo stand-by que Brasil tiene firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El mayor esfuerzo fiscal recaerá, fundamentalmente, sobre las empresas estatales que aumentan su participación en este superávit desde el 12% hasta el 16%. En este sentido, destaca el hecho de que Petrobras, la compañía petrolera brasileña, supone entre el 70% y 80% del superávit de las compañías públicas. Así, la consecución del nuevo objetivo queda sujeta a la evolución de los precios del petróleo, las variaciones en el tipo de cambio y los precios nacionales del combustible, introduciendo mayores dosis de incertidumbre en el desempeño fiscal.

Por otro lado, el Presupuesto de 2003 se elaboró teniendo en cuenta un salario mínimo de referencia de 234 reales (unos 63 euros). Sin embargo, se espera que el Gobierno federal establezca un incremento de 6 reales en este salario a partir de abril, con lo que el gasto público aumentará un 0,1% del PIB, haciendo más difícil el cumplimiento del objetivo del superávit.

Con todo, el proceso inflacionista en el que se encuentra inmersa la economía brasileña supondrá un estímulo en la consecución de la nueva meta, ya que, por lo general, un incremento en la inflación se traduce en una mayor recaudación fiscal mientras que los gastos, al estar indexados en su gran mayoría a los salarios, experimentan un crecimiento más lento.

La principal duda que surge respecto a la elevación del superávit primario es si esta medida será suficiente como para crear un círculo virtuoso que contribuya a reducir el ratio deuda/PIB, que en la actualidad se encuentra cercano al 60%.

Dudas sobre la deuda

Lo cierto es que, mientras la estructura de la deuda brasileña siga manteniendo un fuerte componente variable, la sostenibilidad de la misma queda sujeta a las variaciones del contexto externo, donde un real depreciado, unos tipos de interés elevados, una ralentización del crecimiento y una ampliación de los diferenciales de riesgo conforman un marco poco alentador.

Asimismo, es necesario avanzar en un proceso de reformas que suponga un paso definitivo en pro del saneamiento de las arcas públicas. Por un lado, la reforma de la seguridad social aparece como prioritaria, ya que en la actualidad el sistema, financiado por el Gobierno, supone un coste en aumento del 5% del PIB. Por otro, el régimen fiscal también precisa de una serie de ajustes que lo doten de mayor eficiencia. La carga fiscal alcanza el 36% del PIB, además de penalizar la recuperación económica del país.

El discurso de Lula en la ceremonia de apertura del nuevo año legislativo parece abogar por esta postura, al ofrecer al Congreso una alianza que permita la aprobación de la reforma del sistema de pensiones e impositivo a lo largo de 2003.

Al margen de estas señales positivas y del buen rumbo que está tomando la política económica del Gobierno de Lula, la estabilidad de Brasil se está viendo afectada por el ambiente prebélico que domina la escena internacional, de forma que el real se ha depreciado un 7% ante las posibles consecuencias que se derivarían para la economía brasileña de un ataque armado sobre Irak.

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