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Alemania

El fiscal acusa al jefe del Deutsche Bank por el 'caso Mannesmann'

La fiscalía alemana presentó ayer cargos contra seis ejecutivos vinculados con las multimillonarias indemnizaciones que cobraron varios directivos de Mannesmann, con su ex presidente Klaus Esser a la cabeza, después de fracasar en su intento de rechazar la opa hostil lanzada por Vodafone. Los nombres de los acusados no se han hecho públicos, pero fuentes cercanas al caso aseguran que el presidente ejecutivo del Deutsche Bank, Josef Ackermann, está entre ellos.

El gigante de la banca alemana rehusó ayer hacer comentarios. Ackermann, sin embargo, ha rechazado repetidas veces haber cometido cualquier irregularidad. La semana pasada aseguró que no dimitiría de su cargo aunque fuera acusado e insistió en que la remuneración a los directivos es clave para la competitividad alemana, según informaba ayer el diario Financial Times en su edición electrónica.

Otros afectados sí confirmaron los cargos lanzados por el fiscal de Düsseldorf tras una investigación que ha durado dos años. Es el caso de Klaus Zwickel, líder del influyente sindicato alemán IG Metall. También Esser reconoció que ha sido acusado y repitió lo que ya había dicho con anterioridad, que él no cometió ningún delito.

El ex presidente de Mannesmann afirmó que había recibido 30 millones de euros, pero negó cualquier responsabilidad. 'No hay la más mínima sospecha de que haya habido un comportamiento ilegal por mi parte', aseguró a Reuters.

El presidente del Deutsche Bank y Zwickel eran miembros del comité de supervisión de Mannesmann que aprobó indemnizaciones y bonificaciones estimadas en más de 100 millones de euros para los ejecutivos de la compañía alemana.

Estos pagos se produjeron después de la guerra desatada por la opa hostil de Vodafone y una vez que el gigante británico del móvil ganó la contienda, en una operación pagada en acciones valorada en más de 190.000 millones de euros, la mayor de la historia de Alemania. Los fiscales dicen ahora que los pagos constituyen una quiebra a la confianza de los accionistas, lo que se considera un delito en este país.

Admisión a trámite

Un juzgado de Düsseldorf tendrá que decidir si admite a trámite la querella o no, en un proceso que puede durar meses. En el supuesto de que llegue a ser juzgado, el caso puede convertirse en uno de los más espectaculares de la historia corporativa alemana, por el perfil de los encausados. Sobre la mesa está la pugna entra empresarios y accionistas sobre la libertad de decisión a la hora de pagar altas primas y salarios a los ejecutivos. La tesis defendida por Ackermann es que estos pagos sirven para atraer a los ejecutivos de mayor talento. Si el juzgado sigue con la querella, las remuneraciones quedarán en entredicho. Si lo abandona, será una victoria para la clase empresarial alemana.

La menos afectada por la crisis de los pagos multimillonarios es la hoy dueña de Mannesmann, Vodafone. La compañía británica explica que se limitó a cumplir con sus obligaciones contractuales al hacer los desembolsos, después de la operación de compra, y que no está envuelta en el caso. Su presidente, Christopher Gent, no está siendo investigado, concluyó la operadora.

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