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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Fusiones con más respeto

El proceso de concentración de los sectores constructor e inmobiliario español continúa. Una vez despejada la fusión entre Vallehermoso y Sacyr, el siguiente paso le toca ahora a las compañías ACS y Dragados. Casi un año después de que la constructora que preside Florentino Pérez entrara en Dragados, mediante la compra de la participación del SCH, comienza la cuenta atrás, al menos formal, de la integración.

Desde el ángulo del inversor, sólo cabe pedir que el proceso se haga con la más absoluta transparencia y respeto a los pequeños accionistas. Y más cuando estos últimos están viviendo aún el cambio de accionista mayoritario, tras la salida del Santander del capital de Dragados con una fuerte plusvalía, y el lanzamiento de una opa por el 10% del capital.

Ayer, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) hizo público el folleto en el que ACS justifica y explica la opa, por el 10%, que acaba de lanzar sobre Dragados. ACS sostiene, por primera vez en un documento presentado al organismo de control bursátil, la decisión firme de abordar la fusión con su participada, e incluso se da un plazo, a finales de este mismo ejercicio o principios de 2004. Es más, avanza que las dos partes buscan bancos de negocios para aconsejar en el proceso.

Con la integración se formará, de largo, el mayor grupo de construcción y de servicios nacional, con una facturación agregada anual de más de 10.000 millones de euros. Ello le otorga, además, una posición de privilegio, entre los cinco primeros, en la clasificación europea.

Los analistas, que descontaban una operación de estas características, coinciden en que será rápida y resaltan, al menos sobre el papel, la complementariedad de ambas empresas. Su unión formará un grupo con notable músculo en construcción, servicios y concesiones, aunque aún débil en el negocio inmobiliario. La operación coloca a un amplio grupo de empresarios con experiencia (Florentino Pérez, los March o Alberto Cortina y Alberto Alcocer, entre otros) al frente de un proyecto que tiene como base Dragados, posiblemente la constructora española más cargada de historia.

La creación de este grupo consolida, por otra parte, un proceso de reordenación del sector que en España lleva algunos años de retraso respecto al resto de Europa. Uno de los rasgos que más perjudica el desarrollo del mercado español, según los expertos, es precisamente la atomización. Las empresas sólidas, tanto estructural como financieramente, eliminan riesgos, despejan operaciones hostiles y acometen planes ambiciosos. Además, posibilitan la salida a otros mercados, sobre todo en lo que se refiere a concursos de todo tipo de servicios, la última de las apuestas de los grandes grupos constructores españoles. Desde el punto de vista de proyecto empresarial, la fusión ACS-Dragados apunta buenas perspectivas.

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