Está en la naturaleza de las cosas
El tiempo pone las cosas en su sitio. También en las inversiones. Santiago Satrústegui recuerda que el accionista de una empresa obtiene más rendimientos que el que presta su dinero a cambio de un interés
Científicos de la NASA han conseguido demostrar que el universo existe desde hace 13.700 millones de años. El procedimiento para llegar a esta trascendente conclusión ha sido el análisis de unos restos de la radiación emitida en el momento del big bang (la gran explosión que se supone fue el origen de todo). La responsable del hallazgo es una sonda espacial, lanzada hacia el infinito el 30 de junio del año 2001, que ha conseguido situarse a una distancia de 1,6 millones de kilómetros de la tierra y que nos ha mandado una foto del espacio tomada desde allí.
El descubrimiento tiene un gran valor para la comunidad científica, y poca aplicación práctica para el ciudadano de a pie, salvo que utilicemos la perspectiva en la que nos sitúa para que, desde ahí, enfoquemos algunos de los problemas que nos tienen incómodos estos días, tengan éstos que ver con las inversiones o simplemente con la incertidumbre del futuro cercano.
Un primer dato relevante es que la sonda, para situarse a una distancia tan tremenda de nuestro planeta (más de cuatro veces la distancia de la luna), solamente ha necesitado viajar a una velocidad media de 112 kilómetros por hora, ¡inferior al límite oficial de velocidad por carretera! Aunque, eso sí, no ha parado de viajar en las 14.200 horas transcurridas desde el lanzamiento. Ya explicó Esopo, con liebres y tortugas, por qué prefería la constancia a la velocidad.
Una segunda conclusión es que podemos explicar el pasado hasta el principio de los tiempos, e incluso descubrir las leyes fundamentales que hacen que la realidad que conocemos sea de esta manera y no de otra, pero difícilmente somos capaces de predecir lo que pasará aquí mismo, mañana o dentro de una semana. El efecto mariposa de Lorentz, la teoría del caos y el indeterminismo cuántico se han ocupado de demostrar que por mucho que se intente afinar en una predicción es imposible eliminar el riesgo de que ésta no sea correcta.
Si bien es cierto lo anterior, tampoco podemos olvidar que desde hace más de una decena de miles de millones de años los resultados más probables responden a unos parámetros determinados y, a pesar de que cualquier resultado posible puede producirse, si la muestra es lo suficientemente amplia, los excesos siempre vuelven a la norma si se espera lo suficiente.
La razón de que el tiempo ponga todas las cosas en su sitio es que ese sitio al que tienen que ir las cosas está en su propia naturaleza, y en la naturaleza de los seres humanos está que éstos progresen y se pongan de acuerdo por encima de las grandes diferencias puntuales que siempre existirán, igual que en la naturaleza de las inversiones está que el accionista de una empresa tenga mayores rendimientos que aquel que simplemente presta su dinero a cambio de un interés.
Cómo le vaya a cada uno en la feria dependerá de hasta cuándo pueda soportar que las cosas no sean como deben, y esta incógnita, como demostró en su momento la teoría de la relatividad, sólo tiene solución caso por caso. Disponer del tiempo necesario o gestionarlo adecuadamente separará al éxito del fracaso, siempre que se disponga del manual de instrucciones adecuado.