Arte a raudales en Arco
La directora de la feria de arte contemporáneo, Rosina Gómez Baeza, no gusta de trabajar rodeada de objetos personales. Prefiere estar concentrada y acompañada de catálogos, folletos y libros. Y no soporta que nadie la distraiga
A
pesar de que en su despacho se apilan, aparentemente de forma desordenada, catálogos, informes y libros de arte, Rosina Gómez Baeza, la directora de Arco, confiesa ser una persona ordenada, 'si no fuera así esto sería un caos'. Pero no se refiere sólo al orden de papeles, ella prefiere hablar de ideas y ejecución. Mientras habla, atiende varias llamadas de teléfono ultimando detalles e imprevistos de la feria de arte contemporáneo, que se celebra en el parque ferial Juan Carlos I de Madrid hasta el próximo martes. 'Es fundamental tenerlo todo planificado, y para mí es muy importante tener siempre a mano el calendario, porque siempre hay imprevistos, pero es necesario reducir riesgos'. Por ejemplo, recuerda Gómez Baeza, la estrategia y mano izquierda que tuvo que aplicar cuando la Guerra del Golfo, en la que muchos galeristas decidieron no acudir a la cita madrileña. 'El sector del arte, donde los contactos son muy importantes, es muy exigente; requiere tocar muchas teclas y registros', señaló.
En cuanto a las manías, reconoce ser perfeccionista, 'me molesta la improvisación', y sobre todo saber distinguir lo verdaderamente importante. 'Hay que ir a la esencia de las cosas, definir estrategias y dedicarte plenamente a lo que haces'. Esta gijonesa de 60 años recuerda la pregunta que a veces le hace su padre: '¿Estás haciendo que haces o estás haciendo?'. Y ella, señala, procura hacer. No determina las horas que trabaja al día 'porque en este trabajo nunca desconectas y la dedicación ha de ser total'. Rosina Gómez Baeza dice que su trabajo es algo más, es un estilo de vida. 'No soy de nueve a cinco. Si me implico en algún proyecto es con todas las consecuencias'. Y se implicó en Ifema en 1979 y allí sigue. Ha dirigido certámenes feriales de distintas materias: Iberjoya, Sicur, Impact, Expo-âptica, Modhogar e Interlook. Ahora y desde hace más de una década está al frente de la feria de arte, a la que llegó en sustitución de Juana de Aizpuru, quien había dimitido tras una polémica con los galeristas. El nombramiento de Gómez Baeza fue puesto en entredicho por su inicial desvinculación don el mundo del arte. Desde que ella llegó a Arco ha impregnado la feria de un aire más comercial e internacional, ya que en cada cita hay un país invitado (este año le toca el turno a Suiza). 'Yo me considero una persona en constante aprendizaje', agrega esta mujer, de exquisito trato. No en vano, parte de su infancia transcurrió en la residencia de sus abuelos en Asturias, donde estuvo al cuidado de una institutriz inglesa con la que aprendió sus primeras palabras en inglés, su segunda lengua. A los nueve años se trasladó a Inglaterra. De vuelta a España, estudió en el Instituto Británico de Madrid y posteriormente cursó la carrera de Literatura y Filología Inglesa.
Su carácter disciplinado tal vez se desprenda De su educación británica. 'Me gusta tenerlo todo controlado y no me gusta que me distraigan mientras trabajo. No me gusta pensar en otra cosa que no sea lo que estoy haciendo. Yo necesito prepararme mentalmente', añade. Y dice que le gusta conducir la nave 'viendo todas las posibilidades'. Gómez Baeza hace autocrítica y dice que 'nunca hacemos lo suficiente por ampliar el ámbito de actuación, por ver el abanico de posibilidades reales'. Prefiere, a pesar de los grandes ventanales que tiene en su despacho, trabajar con luz matizada, 'si es muy brillante me cansa'. Es una forofa del ordenador, '¿qué sería de nuestras vidas sin correo electrónico?', se pregunta. Cuando no trabaja, además de ver exposiciones y seguir empapándose de arte, le gusta cocinar, estar con su familia, atender su jardín y escuchar música.
Tàpies y el toro
Aunque advierte, es una persona políticamente correcta, que no tiene preferencia por ningún autor, en su despacho hay una obra de Tàpies. En la cabecera de su mesa de trabajo hay una fotografía, dividida en varias secuencias, de la entrada de Ifema. Como añadido y por indicaciones de la directora de Arco, el fotógrafo incluyó, para animar la silueta del paisaje, la imagen del tradicional y vistoso toro de Osborne. En un rincón hay una escultura, que siempre le acompaña, de la escuela de La Moncloa. En su despacho no hay cabida los objetos personales. 'Separo mi vida personal de la profesional y necesito concentración cuando trabajo'.