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Futuro
Columna
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Pendientes de los factores geopolíticos

El mercado espera asistir a una carrera alcista de las Bolsas tras el ataque a Irak. Antonio Morales considera que la resolución del conflicto es fundamental para que los mercados repunten

Antonio Morales. Director de renta variable de Morgan Stanley Red

Estos días parece difícil poder escribir de algo que no tenga relación con el conflicto de Irak. Los factores geopolíticos parecen tener más influencia en el corto plazo que los factores fundamentales.

El consenso del mercado espera asistir a una carrera alcista tras un eventual ataque sobre Irak, aunque desde nuestro punto de vista la incertidumbre provocada por la posibilidad de una guerra no es la única causante de los males que aquejan en estos momentos al mercado y a la economía.

La incertidumbre es muy mala compañera de los mercados, pero también es enemiga del crecimiento. Las restricciones financieras, la debilidad económica global y la pequeña crisis de suministro energético son también obstáculos a sumar para la aceleración del crecimiento.

Aunque podemos encontrar diferencias con la situación prebélica que se produjo en el año 1991, sería bueno dar un repaso a la reacción que tuvieron los mercados y el precio del crudo en la Guerra del Golfo. Tras asistir a grandes caídas en los precios de las acciones, y de una revalorización increíble del precio del crudo, el primer día que abrieron los mercados después del estallido de la guerra, el 17 de enero de 1991, la Bolsa estadounidense se anotó una subida cercana al 4%, y el precio del barril de petróleo cayó también de forma importante, debido al optimismo que se generó pensando en una rápida resolución del conflicto armado.

En términos algo más generales, las acciones se desplomaron en unos valores cercanos a un 10% en la antesala de la Guerra del Golfo para sufrir después una revalorización cercana al 25% en el plazo de dos meses.

Efectivamente, los factores geopolíticos están marcando la pauta de los mercados, y continuarán haciéndolo hasta que se llegue a una resolución del conflicto. Mientras, por otro lado, los beneficios del cuarto trimestre están resultando mejores de lo que cabía esperar, y, probablemente, podamos ver sorpresas favorables en lo que respecta a los beneficios que se anuncien durante el año 2003.

Más de una tercera parte de los valores tienen una rentabilidad por dividendo superior a la de la deuda pública, algo que no se veía desde 1970, y la rentabilidad media, situada cerca del 3,5%, está 100 puntos básicos por encima de la de los tipos a corto, algo desconocido desde 1967. La economía mundial, por lo tanto, debería dar muestras de una mejoría según vaya transcurriendo el año.

Con estos y otros datos fundamentales, como los efectos de las políticas monetarias y fiscales, podemos considerar que las bases para la recuperación de las Bolsas están ya construidas, y la resolución del conflicto de Irak es absolutamente fundamental para poder asistir a una carrera alcista de los mercados.

Es probable que la aversión al riesgo siga siendo un argumento fundamental a tener en cuenta a lo largo de todo el año 2003. Partiendo de esta base, podemos recordar que la rentabilidad esperada aumenta cuando la aversión al riesgo es elevada y disminuye cuando se encuentra en niveles reducidos, por lo tanto, una aversión al riesgo como la actual puede traducirse en precios atractivos para aquellos activos que entrañen un mayor riesgo.

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