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Lealtad, 1

Los experimentos con gaseosa

Expertos, noveles, agitadores, conferenciantes y los contertulios de siempre elucubran, un día después, sobre el comportamiento de los mercados financieros en la jornada del miércoles. Las Bolsas europeas giraron al alza y, al mismo tiempo (léase abuso de dominio de los derivados, una vez más), cuando Wall Street abrió el alza. Ayer lo hicieron a la baja, porque Wall Street cerró a la baja.

El planteamiento en todos los cenáculos es el mismo. Si las Bolsas han estado lastradas por la amenaza de guerra, ¿por qué subieron cuando Powell presentó pruebas endebles contra Irak? Porque se apostó por el inicio de la guerra de manera inminente. Bajó Wall Street, claro, cuando los participantes en el mercado volvieron a constatar que Estados Unidos no es el que era en asuntos geopolíticos y que hay aliados que le han salido respondones.

Para los profesionales del mercado, muy dados siempre a extrapolar y a experimentar con actuaciones inmediatas que suscitan gran interés, en este caso la cita esperada de Powell, la reacción de los mercados en la jornada del miércoles puede servir de base para apostar por lo que puede suceder cuando comience la guerra.

Los analistas comentaban ayer que la reacción del miércoles es asumible cuando empiece la guerra. O lo que es lo mismo, despejada una de las incertidumbres que siempre rodea a todo conflicto bélico, los mercados tratarán de reaccionar al alza y neutralizar gran parte de la prima negativa que ha pesado sobre ellos.

Sucede, no obstante, que los experimentos se hacen con champaña y que, entre especulación y especulación, entre descorche de campaña y champaña, hay muchos bolsillos que se quedan sin blanca.

Recomiendan los expertos y sabios hacer los experimentos, como siempre, con gaseosa, porque es más barata y no causa pérdidas ni produce mareos.

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