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Remodelación

Francia crea un regulador bursátil único, independiente y con plenos poderes

Francia quiere remodelar su sistema de supervisión de los mercados financieros creando una nueva autoridad independiente y con competencias ampliadas. Así consta en el proyecto de Ley para la Seguridad Financiera presentado ayer por el Gobierno. El gendarme de la Bolsa se denominará Autoridad de los Mercados Financieros (AMF), y gozará de un estatuto público 'inédito', como aseguró el ministro de Economía, Francis Mer.

La AMF será un ente público independiente, no una autoridad administrativa. Así, el presidente será nombrado por el presidente de la República para mandatos de cinco años. A él se sumarán varios magistrados y representantes del mundo financiero en un órgano de gobierno colegiado. Paralelamente, el presupuesto de la AMF saldrá de las cotizaciones de los agentes del mercado, no del erario público. La AMF se gestionará de forma autónoma. Con ello se quiere garantizar la independencia del poder político.

La nueva policía del mercado tendrá plena responsabilidad sancionadora, es decir, sus multas no deben ser supervisadas ni ratificadas. Podrá recurrir a la justicia por su cuenta, y tendrá amplias competencias para investigar. Sus funciones serán la protección del ahorro invertido en productos financieros, así como garantizar la información a los inversores y el buen funcionamiento de los mercados.

La AMF nace de la fusión de la Comisión de Operaciones de Bolsa (COB) y del Consejo de Mercados Financieros (CMF). Supone crear un organismo con competencias similares a la CNMV española. De hecho, el Gobierno francés ya había barajado cuando estaba presidido por Jospin la unificación de la autoridad financiera, muy fragmentada. Lo que no estaba en la agenda, y lo que distingue a la AMF francesa de la CNMV, es su alto grado de autonomía.

El sistema de supervisión francés es, hasta que el Senado apruebe la nueva ley, uno de los más atomizados de Europa. La COB supervisa, reglamenta y controla a las entidades que gestionan por cuenta de terceros. Pero en otras áreas de inversión entran el CMF, el Cecei (Comité de Establecimientos de Crédito y Empresas de Inversión), el CRBF (Comité de Reglamentación Bancaria y Financiera) y la CB (Comisión Bancaria).

El baile de siglas remitirá en parte con la nueva ley, pues además de la COB y el CMF, se fusionan los dos organismos encargados de supervisar los seguros. La nueva ley también intenta reforzar la seguridad de los ahorradores. Así, se introduce una regulación mucho más estricta de los vendedores de productos financieros, y se prohibirá ofrecer aquellos cuyo riesgo de pérdidas es superior a la inversión requerida. Paralelamente se creará un fondo de garantía para los seguros obligatorios que responderá a los clientes en casos de quiebra de aseguradoras.

Supervisar a los contables, pero no a los analistas

El proyecto de ley presentado ayer incluye la modernización del control de las cuentas empresariales. Se crea un alto consejo de comisarios de cuentas encargado de asegurar la independencia y las buenas prácticas en el sector. Se prohíbe que los auditores vendan servicios de consultoría. También se establecen mecanismos para garantizar el buen gobierno de las empresas, como obligar a los consejeros delegados a hacer públicos los métodos de control interno, o hacer que los directivos publiquen sus operaciones en Bolsa. No obstante, el texto no ha tocado otro de los puntos débiles de la actual crisis de confianza: la tarea de los analistas, de las agencias de calificación financiera y los conflictos de intereses en la banca de inversión. Mientras desde el Gobierno se argumenta que estos problemas deben ser combatidos globalmente, algunas asociaciones de accionistas han calificado la reforma de 'demasiado tímida'. De igual modo, a los auditores no les ha gustado el reforzamiento de la regulación.

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