Aznar defiende en solitario la ofensiva de Bush contra el régimen de Sadam
José María Aznar no sólo ha sido abandonado en su posición sobre el conflicto de Irak por lo que el jefe del Pentágono ha definido como la 'vieja Europa'. Todos los grupos parlamentarios, salvo el PP, dejaron también ayer aislado al presidente del Gobierno con su rechazo frontal a la cobertura que está dispuesto a prestar a la Administración Bush en caso de guerra.
Los partidos de la oposición, junto a CiU y Coalición Canaria, socios tradicionales del Gobierno, expresaron ayer su no rotundo a la guerra en Irak y defendieron la necesidad de ampliar el plazo solicitado por los inspectores de la ONU para terminar su trabajo. Los nacionalistas catalanes, por boca de su portavoz, Xavier Trias, creen que el ataque no está justificado, y mucho menos si Europa afronta dividida un escenario de guerra y, además, no hay un respaldo explícito al mismo por parte de la ONU. Izquierda Unida, el PNV y el Grupo Mixto coincidieron en que la estrategia del presidente estadounidense, George Bush, responde a los intereses petrolíferos de las multinacionales 'y de la extrema derecha norteamericana'.
Aznar argumentó su respaldo a una hipotética acción militar en Irak a partir de dos premisas, la evidencia que él dice tener de que el régimen iraquí dispone de armas de destrucción masiva y, al mismo tiempo, la sospecha de su nula voluntad para proceder a su eliminación. 'Todos sabemos que tiene armas biológicas listas para usar, que maneja uranio enriquecido, gases nerviosos, agentes químicos y ántrax. Es cuestión de tiempo que estas armas de destrucción masiva lleguen a grupos terroristas', sentenció el presidente.
Este problema, añadió Aznar, afecta de lleno a España y 'no es pura ficción'. Como recordatorio citó las recientes detenciones de grupos extremistas en Barcelona. También subrayó las recientes declaraciones del viceprimer ministro iraquí, Tarek Aziz, en las que ha advertido del riesgo terrorista que puede suponer para España su involucración en la guerra. 'No aceptamos amenazas de Irak', señaló Aznar, quien advirtió que el Gobierno reaccionará ante ellas 'con la firmeza de una nación libre'. El presidente llegó a manifestar que la lucha contra el terrorismo se ha convertido en uno de los 'principales objetivos' de su política exterior. Además, la ayuda que el Ejecutivo recibe de Estados Unidos en la persecución de ETA, razonó, debe tener su retorno 'porque la pasividad es el mayor peligro'.
Con estos planteamientos previos, el presidente se mostró contrario a la ampliación del plazo solicitado por los inspectores de Naciones Unidas para terminar su trabajo. 'Este plazo no se puede demorar indefinidamente. Su misión es certificar la eliminación de las armas pues no son detectives, sólo notarios. Ellos ya han comprobado que el régimen iraquí no tiene voluntad de desarme', aseveró.
Aznar considera que la ofensiva que plantea la Administración Bush es acertada porque se justifica por el incumplimiento durante 12 años de las resoluciones de la ONU por parte de Irak . Además, prosiguió, no es una estrategia unilateral. 'El Gobierno español trabaja a favor de una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Pero Irak debe saber que si rechaza la última voluntad de Naciones Unidas se expondrá a graves consecuencias'. 'Una paz ilusoria siempre aboca a grandes catástrofes', dijo citando al presidente checo Vaclav Havel.
Para dejar constancia de que la apuesta decidida del Gobierno español por la guerra, en caso de que Estados Unidos de este paso, no carece de antecedentes, Aznar citó otros conflictos en los que el Ejecutivo e incluso el Ejército ha colaborado en planes o en misiones militares promovidas por la Administración norteamericana. Con esta intención, refrescó la memoria de los diputados recordando que durante el mandato de Javier Solana como secretario general de la OTAN, en la etapa de Bill Clinton como presidente de Estados Unidos, la Alianza autorizó el bombardeo de Kosovo sin obtener el mandato previo del Consejo de Seguridad de la ONU.
En la lista del presidente también figuró el respaldo español al despliegue de misiles crucero en Europa con Ronald Reagan como presidente de EE UU y la participación del Ejército en el conflicto del golfo Pérsico en 1990, durante el mandato de Bush padre.