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Elecciones

Los comicios de mayo condicionarán los equilibrios dentro del PP gallego

Frente al rumor extendido de que Cuiña Crespo pudiera abandonar el partido para iniciar una nueva aventura en solitario, el político de Lalín (Pontevedra) ha dado muestras de su intención de continuar en las filas del PP, al pedirle a los alcaldes de la comarca del Deza -de donde procede- que no tire la toalla ante la proximidad de las elecciones municipales.

Cuiña utilizará los próximos comicios para comprobar el grado de respaldo que conserva y cómo puede quedar el reparto del poder político en cada provincia. Una primera señal de este reparto lo tendrá cuando se conozcan las candidaturas el próximo mes de marzo.

Nada más abandonar su despacho en el complejo administrativo de San Caetano (Santiago), José Cuiña recibió el apoyo de algunos de sus incondicionales como el líder del PP en Ourense, José Luis Baltar, o el presidente de la Diputación de Pontevedra, Manuel Abeledo.

El presidente de la Diputación de Lugo, Francisco Cacharro Pardo, otro de los aliados de Cuiña, se ha mostrado algo más distante ante la salida del ex consejero del Gobierno regional. El propio Cacharro ha llegado a afirmar que Cuiña sigue siendo un destacado militante del PP, apuntando que su cese no significa, necesariamente, que el político de Lalín se vea apartado de la carrera por la sucesión de Manuel Fraga.

Con la dimisión de Cuiña, una de las primeras preguntas que con más insistencia emergieron dentro del PP fue la de si destacados dirigentes provinciales como Baltar, Cacharro o Abeledo estarían dispuestos a cerrar filas en torno al ex consejero, lo que hubiera supuesto una fractura en el partido de consecuencias imprevisibles. De momento, la actitud rebelde de los cinco diputados por Ourense parece haber quedado en una mera amenaza, después de la intervención personal en el conflicto del secretario general del PP, Javier Arenas, del presidente del comité de conflictos del partido, el ministro Federico Trillo, y del propio presidente de la Xunta, Manuel Fraga.

Cambio favorable a Rajoy

Sólo en teoría la reciente remodelación de la Xunta se ha realizado sin atender a ningún tipo de repartos o cuotas de poder provinciales, amparándose en la valía de los candidatos. Pero nadie duda en el PP que los cuatro consejeros recién nombrados son afines a la dirección nacional del PP y, en particular, al vicepresidente primero, Mariano Rajoy.

La salida de Cuiña, de hecho, ha supuesto la desaparición del reparto de poder hasta ahora vigente entre los distintos barones territoriales. Este reparto se mantenía desde finales de los años ochenta. Ahora la dirección nacional del partido persigue el fin de las baronías en el PP gallego para que éste deje de ser un feudo autónomo al margen de lo que se decide en Madrid.

El PP ambiciona recuperar en las municipales, cuando menos, dos de las cinco grandes alcaldías que controlan socialistas y nacionalistas. Se trata de las de Lugo y Vigo. La alianza entre ambas fuerzas rige también las corporaciones locales de Pontevedra, El Ferrol y Santiago. El desafío para el sector que encabeza Cuiña consiste en defender las posiciones aventajadas que disfruta en núcleos medianos y pequeños, algunos de ellos afectados por el Prestige.

Sin embargo, las encuestas internas del PP no son tan favorables por el momento, ya que pronostican que no alcanzará ninguna de las cinco alcaldías en manos de BNG y PSOE, aunque, si se celebraran ahora elecciones, mantendría la de Ourense. Estos sondeos internos ofrecen como probable que el PP pierda la Diputación de A Coruña.

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