Coleccionar arte por 30 euros al mes
Las galerías impulsan un nuevo proyecto de coleccionismo, basado en la aportación de cuotas mensuales. La idea es facilitar la compra de obras de arte
Una de las reglas no escritas del coleccionismo de arte reza que el interés del coleccionista tiene que coincidir con su capacidad económica. Precisamente porque es un mundo que no se nutre sólo de grandes fortunas y porque no hay nada más en común que la pasión por el arte, sostenía el pintor francés Jean Dubuffet, han surgido novedosas fórmulas para ayudar a desmitificar la idea del coleccionista como gran inversor. Con ese objetivo de facilitar la adquisición de obras a la legión de interesados en el arte contemporáneo que no puede realizar grandes desembolsos, algunas galerías invitan a participar en un nuevo proyecto de coleccionismo basado en cuotas mensuales.
La galería Principal Sombrerers de Barcelona, inaugurada en 1999, se convenció del sistema rápidamente. 'Es una forma de promocionar a los artistas jóvenes que representamos', explica la codirectora Lucina Fearon. 'Cuando acudes a ferias internacionales constatas que la gente no tiene tantos problemas para comprar arte como aquí', añade. Cuestión de ingresos y tradición. Su contribución a un cambio de cultura se llama Cuenta Arte.
La fórmula permite al comprador establecer una cuota voluntaria, mensual o trimestral, a partir de 30 euros, que domicilia en su banco o caja. Cuando alcanza el 50% del precio de la obra, se la envían a casa sin recargo. El importe restante se liquida con las cuotas posteriores o bien en un solo pago. En el caso de que el cliente quiera cancelar su cuenta, puede recuperar su dinero. La galería tiene en estos momentos abiertas unas diez cuentas de clientes a los que ofrece un descuento del 10% en el precio y otras ventajas, como la posibilidad de visitar las exposiciones antes de que se inauguren al público o escoger una obra del artista directamente en su taller. Las piezas, obra gráfica, lienzo y escultura se entregan acompañadas con certificado de autenticidad y ficha técnica para referenciar las piezas de la colección. Lucina Fearon considera la fórmula ventajosa tanto para coleccionistas como para artistas y galerías, en la medida en que obtienen un ingreso fijo.
Esther Montoriol, de la galería del mismo nombre, también de Barcelona, suma otra ventaja: el compromiso de adquirir arte. 'Siempre piensas que el arte no es necesario, de esta forma estás obligado a comprar algo, lo haces poco a poco, sin enterarte'. La galería abrió hace dos años su Fondo de Arte Contemporáneo, de aportación libre y cantidades modificables. Cuando las cantidades aportadas ascienden al 50% de la obra elegida, los socios se la pueden llevar a casa.
Los socios de la galería, unos 25, reciben información y asesoramiento para crear y ampliar su colección de arte contemporáneo y, si lo desean, le ayudan a establecer los criterios para que la colección sea personalizada, coherente y a medida. Porque el cliente puede tener claro desde el primer día para qué obra destina sus ahorros.
Con esa idea, Piramidón Centro de Arte Contemporáneo permite a sus socios llevarse la obra desde el primer día aunque su cuenta esté en negativo. 'En diez años no nos hemos encontrado nunca con gente que no pague los cuadros', apunta el director del centro Jordi Bohigas. El objetivo es facilitar a sus más de cien socios la adquisición de obras de arte, 'que el cliente no se asuste ante una pieza de 2.000 euros'. O, por el contrario, puede acumular saldo y decidir más adelante la obra que desea. En cualquier caso, el cliente decide el importe y ritmo de las cuotas. Los precios de las obras de su galería oscilan entre los 600 y los 6.000 euros, pero la banda más representativa se encuentra entre los 3.000 y los 4.000 euros.
Piramidón cuenta con 16 estudios, acondicionados para artistas en permanencia, más un estudio reservado a artistas internacionales que deseen realizar una estancia en Barcelona. En los diez años de existencia del centro se han instalado en sus estudios más de 50 artistas de 20 países.
Comprar desde casa
Círculo del Arte heredó la fórmula de cuotas del Círculo de Lectores. La idea partió de artistas como Antonio Saura o Eduardo Arroyo, interesados en una mayor difusión del arte, comenta Nina Meinke, directora de programación. Es así como en 1999, Círculo del Arte pasó a ser empresa propia, especializada en la edición y difusión de obra gráfica original de artistas contemporáneos, libros raros y de bibliófilo.
La empresa ofrece dos modalidades de suscripción. Con la primera, el socio se inscribe por dos años y elige entre tres cuotas mensuales: 20, 40 y 80 euros. Las cuotas acumuladas deberán ser consumidas en algún momento, no pueden ser rescatadas. Cuando ve una obra que le interesa en la revista que Círculo del Arte le envía a su domicilio cada dos meses, la puede pedir si tiene acumulado el 50% del importe. Con la segunda modalidad, no existe obligación de compra, el único compromiso del socio es suscribirse a la revista del club por un periodo de dos años mediante un pago de 60 euros. Esta modalidad da derecho al socio a comprar libremente a un precio más ventajoso que el de mercado.
Hoy en día, Círculo del Arte tiene más de 2.000 socios en España (la mayoría vive en Madrid y Valencia) y crece el interés en Europa y Latinoamérica. Los precios se sitúan entre los 150 euros y los 18.000 euros de una obra de Keith Haring, la más cara que Meinke recuerda que haya editado el Círculo. Aparte de las ediciones propias, la empresa busca obras en otras editoras. Es así como ha encontrado en Italia El lirismo del alfabeto, de Rafael Alberti, una carpeta de 50 láminas, cada una de ellas con un precio de 680 euros.
Arco, visitantes hoy, compradores mañana
Son 200.000 y tienen en común su interés por el arte contemporáneo. A partir del próximo 13 de febrero, les espera una nueva edición de Arco, con obras de 4.000 artistas para ver y comprar, porque los visitantes de hoy son para la organización los compradores de mañana. En la pasada edición, las ventas superaron en un 20% las del año anterior, aunque es imposible conocer qué porcentaje de los ingresos correspondió a compras realizada por inversores particulares, porque las galerías no facilitan estos datos.El balance económico de Arco 2002 dejó claras dos cosas, que la crisis no había llegado al arte y que el mercado español ganaba en madurez. Con el listón así de alto, la edición actual abre las puertas a 280 galerías, 20 más que el año pasado, aunque más que el dato, la organización destaca la presencia de galerías de prestigio que presentan obras seleccionadas, de la primera mitad del siglo XX. La representación más numerosa llega de Europa, con 214 galerías, mientras que Estados Unidos estará representado en la feria con 25 galerías. Pero el interés lo pone el país invitado, Suiza. Dieciocho galerías procedentes de los cantones suizos de habla alemana, francesa e italiana, seleccionadas por el comisario Martin Schwander, que traerán a Arco una amplia representación del fenómeno conocido como young swiss art. Además, otras cuatro galerías mostrarán obras de los artistas pertenecientes a las vanguardias históricas en el espacio reservado a los grandes galeristas. Para una parte importante del público que visita la feria, Arco es una puerta de entrada al coleccionismo, pero no la única. Las artes gráficas reivindican su protagonismo creciente en el fenómeno del coleccionismo a través de su principal escaparate, Estampa, el Salón Internacional del Grabado y Ediciones de Arte Contemporáneo. En su última edición, celebrada en Madrid a finales de 2002, la feria generó un volumen de negocio superior a los 3,5 millones de euros, según un estudio encargado por la organización a Gallup, dado a conocer esta semana. Una de sus conclusiones es que uno de cada diez visitantes ha realizado alguna adquisición durante su visita a la feria. Se trata de un público joven, con estudios universitarios, predominantemente femenino, que acude, fundamentalmente, por curiosidad, afición al arte, interés profesional y, por supuesto, para adquirir obra.