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América latina

Ecuador implanta un programa fiscal para impulsar la economía

Persisten dudas sobre la capacidad del presidente Gutiérrez de llevar los ajustes y las reformas a término

La toma de posesión del presidente Lucio Gutiérrez a mediados de la semana pasada, que estuvo marcada por el anuncio de medidas económicas que contribuyan a mejorar las cuentas fiscales del país y seguida de la visita de una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha sembrado cierta esperanza sobre la maltrecha economía ecuatoriana.

La sostenibilidad de las cuentas fiscales del país en 2003 está en entredicho sin un acuerdo con el Fondo. Con todo, la consecución de un programa financiero por valor de 240 millones de dólares todavía mantendría la situación fiscal de Ecuador en una situación comprometida, pero podría abrir las puertas a más negociaciones con otros organismos multilaterales hasta alcanzar las previsiones gubernamentales de 500 millones de dólares de apoyo financiero multilateral en el presente ejercicio.

Por el momento, el diálogo entre la Administración ecuatoriana y el Fondo ha avanzado de manera considerable y se espera disponer de una carta de intenciones a final de mes, siempre que Gutiérrez se muestre decidido a implementar las medidas económicas necesarias.

æpermil;stas, aunque no completamente perfiladas, incluyen un aumento del precio de la gasolina de entre el 16% y el 39%, la reducción del gasto público mediante la congelación y recortes de los salarios y beneficios especiales del funcionariado y la disminución del presupuesto ministerial en un 10% (salvo el de aquellos relacionados con el bienestar social, como sanidad y educación). Asimismo, recoge reformas tributarias tales como la creación de nuevos impuestos sobre propiedades inmobiliarias de superficie superior a 200 m² y de registro de vehículos o la reducción del mínimo exento de 6.200 dólares a 5.000, que permitirían ingresar en su conjunto unos 600 millones de dólares anuales, un 2,5% del PIB, a la Hacienda pública.

Su implementación se torna, sin embargo, ciertamente más compleja. El panorama político se encuentra considerablemente agitado, con un Congreso hostil, que ya ha anunciado su disconformidad con algunas de las iniciativas.

Falta de apoyo político

Por otro lado, la coalición encabezada por Gutiérrez carece de apoyo alguno y se encuentra dividida, de modo que el Pachakutic, partido indígena que le llevó al poder, se muestra reacio a adoptar medidas que podrían minar su apoyo social.

Aun cuando Gutiérrez se ha rodeado de un equipo económico fuerte que cuenta con el beneplácito de los mercados y causó una impresión positiva en su visita al Fondo, éste deberá convencer al Congreso y a sus propios aliados de la necesidad del plan de reformas pactado con el organismo, tarea en la que sus predecesores no han tenido demasiado éxito.

El presidente, por su parte, está ultimando las reformas económicas para su aprobación en el Congreso con carácter urgente. Este tipo de procedimiento requiere el visto bueno de la legislatura en el plazo de 30 días.

Si ésta no lo suscribe en el periodo acordado, el proyecto de ley se convertiría en ley por defecto. De este modo, la aprobación de las medidas parece asegurada, por lo que la Administración ecuatoriana esperaría alcanzar un acuerdo con el Fondo a mediados de febrero.

No obstante, la consecución de dichas medidas sin consenso podría suponer su cuestionamiento en la Corte Constitucional y tendría consecuencias negativas en las negociaciones con el FMI, por lo que la firma del acuerdo financiero decisivo para el país podría dilatarse en el tiempo.

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