Las reformas marcan el comienzo del Gobierno de Lula
El debut de Luiz Inácio Lula da Silva al frente de la economía brasileña está siendo mucho más positivo de lo que apuntaban los pronósticos iniciales. El nuevo Gobierno está adoptando una serie de medidas que parecen confirmar la concienciación del Ejecutivo con la realidad económica del país, necesitado de la confianza de los inversores en una economía altamente dependiente de la entrada de capitales externos.
Así, la reforma del sistema de pensiones se ha convertido en una de las piezas fundamentales de la agenda política de los primeros días de 2003. El núcleo de la propuesta de Lula consiste en la unificación de los criterios que diferencian a los trabajadores públicos de los privados.
En la actualidad, las retribuciones que los empleados del sector privado pueden obtener tras su jubilación se encuentran sujetas a un techo, inexistente en el caso de los funcionarios. El principal obstáculo al que se enfrenta esta reforma es el de la determinación de los 'derechos adquiridos', que en última instancia dictará la amplitud de aplicación de esta ley. La aprobación de esta reforma es de vital importancia para el saneamiento de las finanzas públicas brasileñas, ya que el sistema vigente hasta el momento drena más de 30.000 millones de reales de los Presupuestos anuales del Estado.
Al margen de la aprobación de esta ley por parte del Congreso, el Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) parece decidido a ejecutar una política fiscal restrictiva que contribuya a reducir de forma notable las necesidades de financiación del Gobierno, aliviando los temores existentes sobre el incumplimiento de las obligaciones públicas.
Por otro lado, la inflación, principal caballo de batalla en estos últimos meses, está comenzando a mostrar signos de desaceleración en este comienzo de año. El fuerte repunte que experimentó en el mes de noviembre parece haber sido superado, y todos los indicadores apuntan hacia una moderación de la misma. La publicación del IPCA así parece confirmarlo, ya que los datos preliminares de diciembre hablan de un 2,1% para el conjunto del mes.
Cae la inflación
Esta cifra, aunque supone una importante mejora respecto al 3,02% de noviembre, sitúa la inflación para 2002 en el 12,53%. En cualquier caso, esta moderación, unida a la progresiva apreciación del real frente al dólar, no hace prever una nueva subida de tipos en la próxima reunión del Banco Central, que tendrá lugar los próximos 21 y 22 de enero, de forma que la tasa Selic se mantendría en el 25% actual. Con todo, las expectativas de inflación se encuentran ancladas en el 11%, muy por encima del objetivo fijado entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la carta de intenciones, con lo que el sesgo en los tipos continúa siendo tensionador para el primer semestre del año.
En términos generales, puede afirmarse que los riesgos que se cernían sobre la economía brasileña en puertas de las elecciones presidenciales del pasado mes de octubre se han ido diluyendo de forma paulatina.
El rumbo positivo que está adoptando la política económica del Gobierno de Lula, unido al mejor comportamiento de la inflación y a la fortaleza del sector externo, ha contribuido a restaurar la credibilidad en el país, espoleando la cotización del real un 11% al alza en el último mes.
Asimismo, los diferenciales de riesgo-país continúan estrechándose hasta caer por debajo de los 1.300 puntos básicos, niveles no vistos desde junio de 2002.