Comienza la liturgia de los resultados
Setenta empresas del S&P 500 presentarán resultados esta semana y el 40% de las compañías que engloban el índice lo harán en las dos siguientes. En este periodo, aunque aún quedará un porcentaje alto por salir a la palestra, se habrá obtenido en la práctica el resultado promedio, porque las que más ponderan ya habrán publicado sus cuentas anuales.
Aunque firmas emblemáticas como Coca-Cola quieren enterrar las viejas costumbres al señalar que no darán previsiones de resultados y que éstos serán los que sean y así se conocerán en el momento de la publicación, la mayor parte de las compañías de Wall Street asisten en estos días a una liturgia interesante, propia, desde siempre, de las costumbres anglosajonas.
El terreno se prepara unos meses antes con los famosos profit warnings, esas advertencias de resultados. Luego llegan los resultados ciertos y con ellos las sorpresas. Ahora, aunque la proyección temporal es muy corta, gana el optimismo y las empresas seducen a sus accionistas con cuentas mejores de lo esperado. Los profit warnings sólo sirvieron para amilanar.
Esta liturgia convulsiona los cimientos de la analítica y persuade a muchos participantes en el mercado porque sólo se quedan con la capa externa, con los tópicos de mejores o peores de lo esperado. Mejores de lo esperado mueven los cimientos de las Bolsas al alza.
Peores de lo esperado ahondan la crisis y debilitan la tendencia. Momentáneamente los mercados olvidan la mayor: ¿son suficientes o no los resultados para sostener las valoraciones actuales?
Las impresiones de los expertos son desfavorables. Si las empresas hacen las cuentas de arriba abajo, que no es el caso general a pesar de la nueva legislación contable, el PER promedio del S&P 500 se sitúa en el entorno de las 35 veces.