La tensión inflacionaria, nuevo desafío para Fox
La depreciación del peso y la resistencia a la baja de los precios administrados continúan comprometiendo el objetivo de inflación para 2003, a pesar de los esfuerzos de la autoridad monetaria de México para corregir la situación. Una circunstancia que pone de manifiesto la creciente necesidad de que el Gobierno de Vicente Fox lleve a cabo reformas estructurales que incrementen la competitividad.
Los problemas para controlar la inflación, que recientemente han cobrado un renovado protagonismo en algunas de las grande regiones latinoamericanas, comienzan a hacerse presentes también en México.
Aunque la estabilidad de los precios fue la tónica dominante desde julio hasta octubre, esta tendencia se ha roto en noviembre, al situarse la tasa de crecimiento interanual en referencias de 5,39%. Es previsible que México haya cerrado 2002 con una tasa de inflación muy por encima del objetivo del Banco Central, 4,5%.
El crecimiento interanual de los precios llegó en noviembre hasta el 5,39%, poniendo en riesgo los objetivos del Banco Central para 2003
La evolución se ha visto marcada por la resistencia a la baja de los precios administrados y, en particular, de la electricidad residencial, cuyo comportamiento en noviembre se habría visto potenciado a consecuencia de la finalización del periodo de subsidio a las tarifas eléctricas por la temporada cálida.
Las expectativas de inflación han estado creciendo en todo momento, alcanzando en noviembre cotas del 4,10%, comprometiendo con este resultado la consecución del objetivo del 3% para 2003. Una circunstancia que conducía el pasado mes de diciembre al Banco Central a elevar el 'corto', el tipo de interés de referencia, con el objetivo de alinear las expectativas con la meta de inflación.
æpermil;sta es la segunda subida de los tipos de interés en cuatro meses, aunque previsiblemente insuficiente para contener la tensión inflacionaria. Por tanto, es probable que aumente la presión sobre los tipos de interés en los próximos meses, a tenor de la senda de depreciaciones que el peso mexicano ha protagonizado recientemente.
Al margen del comportamiento del tipo de cambio, cabe mencionar como factor adicional de presión al alza sobre las expectativas de inflación la posible necesidad de incrementar las tarifas públicas para satisfacer el objetivo presupuestario para 2003, de forma similar a lo que sucedió en 2002.
Restaurar la confianza brasileña
Tras un año lleno de incertidumbre, la confianza parece retornar lentamente a Brasil en este comienzo de 2003. Las medidas adoptadas por el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva están siendo acogidas con optimismo por los mercados, abandonando de forma temporal los temores acerca de una posible quiebra de la economía.La reforma del sistema de pensiones se ha convertido en una prioridad dentro de la agenda del nuevo Ejecutivo y se espera que pueda estar lista para su aprobación por el Congreso a lo largo del primer semestre del año. Esta reforma supone un paso definitivo en el saneamiento de las arcas públicas, ya que, actualmente, el sistema supone un coste de 30.000 millones de reales anuales (8.610 millones de euros). Asimismo, se estudia la posibilidad de elevar el objetivo de superávit primario del sector público desde el 3,75% del PIB hasta el 4%, demostrando el claro compromiso del Gobierno por asegurar la sostenibilidad de la deuda externa. Los indicadores macroeconómicos también han acompañado en estos primeros días de la presidencia de Lula. La balanza comercial ha registrado un superávit de 13.090 millones de dólares (una cifra similar en euros), que situaría el déficit por cuenta corriente en un 1,6% del PIB, frente al 4,5% de 2001, reduciendo de forma notable las necesidades de financiación del país. Todo ello ha espoleado la recuperación del real, alcanzando las 3,34 unidades por dólar, tendencia que debería mantenerse a medio plazo, siempre que la política económica siga la línea descrita hasta el momento y la inflación se mantenga bajo control.