La presidencia griega de Europa
Grecia es el país al que corresponde presidir la Unión Europea durante el primer semestre de 2003, año de gran importancia para la constitución de Europa como una realidad política y económica. Dos son las razones principales. Por un lado, en este año se concretará la ampliación con la incorporación de 10 nuevos miembros. En segundo lugar, también en 2003 se van a producir cambios importantes en las estructuras y en el funcionamiento de las instituciones de la Unión, tanto referentes al proceso legislativo como a la toma de decisiones.
Estas propuestas se recogerán en el compendio de las conclusiones de la Convención sobre el Futuro de Europa que se presentará la próxima primavera. Junto a ellas se incluirá un borrador de un tratado de la Unión, que se debatirá a lo largo del año. Con los resultados de la Convención Europea (sobre la que se ha trabajado durante todo 2002) se preparará la próxima Conferencia Intergubernamental en la segunda mitad del año. No obstante estos planes de reforma de la Unión, algunas cuestiones ya han empezado a cambiar, proporcionando una imagen bastante positiva sobre el futuro de Europa.
Así, por ejemplo, se ha empezado por presentar el programa de acción conjunto de las presidencias griega e italiana que compartirán la dirección europea durante el año, estableciendo un sentido de continuidad que hasta ahora no se daba. Por otra parte, también la Comisión Europea ha presentado un programa de actuaciones para 2003 -de índole legislativa y operativa- que se ha comprometido a actualizar cada tres meses. Además, se ha reiterado el compromiso de mejorar la coordinación entre las instituciones decisorias europeas (Consejo, Comisión y Parlamento), y de los mecanismos de codecisión (en respuesta a lo incluido.
Una actuación que contribuirá a mejorar la actuación legislativa de la Unión es el programa de 'lograr una mejor regulación', para lo cual se analizarán las consecuencias, políticas y económicas, de medidas propuestas, siendo esas consecuencias un input importante para su adopción definitiva o no. Este programa se empezará a adoptar de forma selectiva a lo largo de 2003, y se piensa tenerlo implantado en el año 2004.
Cuatro son los objetivos de la presidencia griega del Consejo de la Unión europea: impulsar Europa 'hacia delante', reforzar su economía, la cohesión social y avanzar en el desarrollo sostenible, lograr un área de libertad, seguridad y justicia, y potenciar las relaciones externas dirigidas a contribuir a la estabilidad en el mundo.
El primer objetivo de impulsar Europa acaparará los mayores esfuerzos de la presidencia griega. En el mismo se incluyen los esfuerzos de ampliación y de profundización de la Unión.
Las propuestas de profundización se recogerán en el informe de la Convención, a presentar en marzo; por su parte, los nuevos 10 miembros de la Unión han de firmar sus tratados de adhesión en el primer semestre. Además, se deben discutir las candidaturas de algunos países que han quedado fuera, como es el caso de Bulgaria, Rumania y Turquía.
El segundo de los objetivos también contará con una atención importante, aunque puede que su énfasis sea mayor en la segunda mitad del año.
El objetivo recoge cuestiones económicas, desde las estrategias por el empleo a la agenda de política social, pasando por el refuerzo del mercado interno, entre otras. En este ámbito se enfatizará la necesidad de coordinación de las diversas políticas económicas, de acuerdo a lo decidido en el Consejo de diciembre de 2002. Todo ello se recogerá en las Orientaciones Generales de Política Económica que se adoptarán en junio de 2003, que servirán para un horizonte de tres años.
Por otra parte, se puede comenzar una reflexión sobre el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, aunque no se espera que haya cambios en su firmeza. Pero lo que está claro es que la Unión engloba economías de estructura diversa y con ciclos diferentes, y la política económica debe tenerlo en cuenta.
En este sentido, debe destacarse el lema de la presidencia griega: Nuestra Europa: compartimos un futuro en una comunidad de valores. Es un paso fundamental que indica el cambio desde una Unión cuyo énfasis es el económico al reconocimiento de una realidad más amplia, en la que se deben promover los valores europeos, como son la seguridad, la democracia y la calidad de vida.