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Mercado tecnológico

El cierre del Neuer Markt cuestiona el papel de los nuevos mercados europeos

En menos de tres años, el concepto de mercado de alto crecimiento ha pasado de ocupar portadas de revistas y periódicos a estar totalmente demodé. No se trata sólo de que ha perdido atractivo para los inversores, sino que representa ahora una parte insignificante del negocio financiero.

Es un dato significativo comprobar cómo en ese intervalo el estandarte europeo de los nuevos mercados ha perdido el 95% de su valor, o lo que es lo mismo, se han evaporado 230.000 millones de euros. Registros igual de tristes presentan las otras Bolsas tecnológicas que, como hongos, crecieron en otros países con la esperanza de que, también ahí, calara el modelo implantado por Francfort.

El fin del Neuer Markt pone en entredicho el resto de nuevos mercados europeos. El Nuovo Mercatto italiano, el Nouveau Marché francés y el Nuevo Mercado español están desamparados sin la referencia alemana. Todos ellos podrían seguir los pasos que en agosto ya dio la Bolsa suiza, cuando el pasado octubre decidió echar el cierre de su segmento de nuevas tecnologías, también denominado Neuer Markt.

Los que oyeron los cantos de sirena de algunas de las compañías que cotizaban en estos mercados lo han perdido casi todo. Un buen número de empresas ha desaparecido y el negocio que se había montado alrededor de la nueva economía europea se ha desmoronado por completo. En el último año sólo una compañía ha tenido la osadía de salir a cotizar en el Neuer Markt, una sangría para las firmas que vieron en el nuevo mercado alemán un fructífero manantial de negocio.

Según apuntaba recientemente a Cinco Días un gestor de Sal Oppenheim, una de las entidades más activas en el Neuer Markt, 'las entidades que apostaron fuerte por el nuevo mercado han salido muy tocadas'. Asimismo, reconoció que cerca del 50% de los particulares alemanes que se aventuraron por primera vez en Bolsa en los últimos cinco años lo hicieron comprando acciones de empresas del Neuer Markt. 'Muchos ya no volverán', señaló.

El nuevo mercado alemán fue el tablero de juego preferido de los inversores particulares más activos. Las firmas de brokerage online, que tanto éxito tuvieron en Alemania a finales de los noventa, han visto desaparecer el número de operaciones al mismo tiempo que se evaporaba el valor de las compañías que cotizaban en este mercado. Hoy luchan por la supervivencia.

La banca de inversión ha sido la otra gran damnificada. Los más de dos centenares de compañías que debutaron en este mercado entre 1999 y 2000 dejaron suculentas minutas. Pero el frenazo en seco en el número de OPV generó una sobredimensión que aún no ha sido corregida.

Mucho ha tenido que ver en la caída del Neuer Markt los tres años de crisis bursátil. Sin embargo, no conviene olvidar que este mercado ha sido la cuna de escándalos que aún colean. El nuevo mercado alemán es la casa de compañías como T-Online, libres de sospecha sobre la trasparencia de sus cuentas, pero también lo ha sido de otras compañías menos serias. En él cotizaron compañías como Letsbuyit.com o Comroad, pura espuma que al secarse dejó a la intemperie las vergüenzas contables de las compañías y de sus directivos, que hoy se enfrentan a demandas judiciales por estafa. Otros escándalos similares fueron los de EM.TV, Gigabell, Intershop o Teamwork.

Es curioso que la primera compañía en bebutar en el Neuer Markt, allá en 1997, fue Mobilcom, la misma que ahora se encuentra al borde de la suspensión de pagos. El regulador germano ha ido endureciendo los criterios para cotizar en el Neuer Markt. Sin embargo, el daño ya estaba hecho y el descrédito había herido de muerte al que muchos denominaron el Nasdaq del Viejo Continente.

La réplica española, bajo mínimos pero sin escándalos

La iniciativa española a la creación de un mercado de valores tecnológicos llegó tarde. De hecho, su nacimiento (abril de 2000) tuvo lugar cuando ya había explotado la burbuja tecnológica (marzo de 2000).Los hinchas del Nuevo Mercado argumentaban en 2000 que la creación de un nuevo segmento de mercado era necesario para evitar que compañías españolas que no cumplían con los requisitos para cotizar en la Bolsa convencional salieran al extranjero. Asimismo, reclamaban normas (como una regulación más laxa) que hoy parecerían impensables. Los más escépticos consideraron que no existía en España entramado empresarial dedicado a la tecnología que justificara la creación de un segmento específico. El Nuevo Mercado ha sido incapaz de atraer socios, se creó con valores que ya cotizaban y las dos novedades (Natraceutical y Puleva Biotech) son escisiones del negocio de otras compañías que ya estaban en Bolsa. Tampoco ha cumplido otro de los objetivos, ser un centro de captación de recursos para empresas noveles. A favor del ejemplo español cabe decir que no ha habido quiebras ni escándalos, aunque Avánzit está en suspensión de pagos, y Jazztel ha pasado por apuros financieros. Analistas consultados reconocen que la escasa representatividad del Nuevo Mercado es su principal salvavidas.

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