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Competencia

Monti recurre la anulación judicial de su veto a la fusión entre TetraLaval y Sidel

La Comisión Europea (CE) consideraba hasta ahora casi retórica la coletilla que al final de las sentencias del Tribunal de Primera Instancia de la UE recuerda que el fallo puede impugnarse en un plazo de dos meses. Pero el organismo comunitario que preside Romano Prodi decidió ayer aferrarse a esa posibilidad para reivindicar ante el Tribunal de Justicia de la UE la validez de su política de competencia.

Bruselas ha decidido recurrir la sentencia del Tribunal de Primera Instancia que el pasado 25 de octubre anuló la decisión comunitaria del 30 de octubre de 2001 y que prohibía a la fusión de TetraLaval y Sidel. La CE nunca había impugnado una sentencia sobre fusiones, aunque sí otros fallos sobre política de competencia. La CE teme que la sentencia siente un peligroso precedente que acabe minando su autoridad para pronunciarse sobre el posible impacto de una fusión.

La anulación del veto se produjo sólo tres días después de que la misma instancia judicial anulase la prohibición de Bruselas a la fusión de Schneider y Legrand, dos empresas francesas de componentes eléctricos. Y tres meses antes, en julio, el mismo tribunal anuló también el veto impuesto en 1999 a la fusión de los operadores turísticos británicos Airtours y First Choice.

Pero a diferencia de las anteriores sentencias, fundamentadas en errores de apreciación o de tramitación, en este fallo el tribunal exige que la CE demuestre fehacientemente las consecuencias negativas para la competencia de la fusión que pretende prohibir. 'La Comisión cree que este requisito es imposible de cumplir y no es coherente con el reglamento de fusiones', indicó ayer el Departamento de Competencia que lidera el comisario Mario Monti.

En un comunicado de prensa que emula los duros y reprobatorios términos de las tres sentencias contrarias, la CE acusa al tribunal de exigir 'una carga de la prueba desproporcionada' y de haber 'desequilibrado el balance entre los intereses de las empresas y la protección de los consumidores'.

Fuentes de la Comisión denuncian que el planteamiento del tribunal 'toca directamente en el corazón de nuestra política de competencia', que se basa en una evaluación a priori de los hipotéticos efectos de una concentración. æpermil;sa es la práctica habitual cuando la política de competencia se basa en el derecho administrativo, como ocurre en la UE, a diferencia del ordenamiento vigente en EE UU, donde las autoridades no pueden bloquear una fusión sin previa decisión judicial.

En el caso de TetraLaval, el tribunal estima que la Comisión presumió un abuso de posición dominante de la empresa tras la fusión, una conducta ilegal que debería haber perseguido a posteriori por el artículo 82 del Tratado de la UE.

El razonamiento de la Comisión Europea partía de que la compañía sueca TetraLaval, líder en la fabricación de envases de cartón, aprovecharía la adquisición de Sidel, compañía francesa de maquinaria para la fabricación de botellas, para extender su dominio a ese segundo tipo de envases.

Bruselas justificó su temor en estudios de mercado que pronosticaban un espectacular crecimiento del sector de embotellado antes de 2005 gracias al desarrollo de un nuevo modelo de botella que competirá con el tetrabrik de cartón.

Demasiadas presunciones, según el Tribunal de Justicia de la UE, más partidario de considerar que las fusiones son positivas para la economía mientras no se demuestre lo contrario. La sentencia reconoció que la operación respondía al modelo de fusión de conglomerados (cuando se unen empresas de sectores distintos, pero próximos o complementarios), como había afirmado la Comisión, pero no consideró probados los efectos negativos.

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