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Columna
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Una de helicópteros

Un espeso silencio cubre la inminencia de la decisión sobre los helicópteros de ataque, que el titular de Defensa, Federico Trillo, quiere hacer aprobar por el Consejo de Ministros dentro de este año, es decir, hoy o el próximo viernes 27.

Se trata de un programa para la adquisición de 24 helicópteros de combate con destino al Ejército de Tierra por importe de más de 1.300 millones de euros. Un programa sin encaje posible en las asignaciones a Defensa fijadas en la Ley de Presupuestos Generales del Estado, cuya tramitación parlamentaria concluye en estos días.

Precisamente por esa probada incapacidad en aras del déficit cero para financiar los programas de armamento, los expertos del Gees (Grupo de Estudios Estratégicos) se malician que para atender a los helicópteros se recurrirá de nuevo a la búsqueda de una financiación externa al capítulo correspondiente que figura en la citada ley.

En resumen, que se hará vía créditos del Ministerio de Ciencia y Tecnología con la excusa de su decisiva repercusión en el área de investigación y desarrollo. Es decir, que se continuará una práctica denunciada como encubridora de la realidad durante los debates que sobre estas materias se han tenido en la Comisión de Presupuestos del Congreso de los Diputados.

Llegados aquí, para que los lectores nos acompañen con la información precisa, hacer una breve excursión que permita averiguar por qué carecemos de helicópteros de ataque y por qué su adquisición es ahora la máxima prioridad dentro del proceso de modernización en que se halla inmerso el Ejército de Tierra español. Veamos. Un somero repaso a las Famet (Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra) permite advertir que disponen de cuatro batallones de helicópteros de maniobra, un batallón de helicópteros de transporte, un batallón de transmisiones y otro de ataque con base en Almagro. Todos con una antigüedad muy alta y deteriorados además por el uso intensivo que se hace de ellos tanto en misiones de entrenamiento como en otras de colaboración en multitud de operaciones civiles y militares.

El batallón de Almagro fue constituido en 1980 y para 1983 contaba con 45 unidades, 28 de ellas armadas con cañones de 20 milímetros y misiles anticarro HOT. Poco después su infrautilización aconsejó adaptarlos y transferirlos en parte a la Guardia Civil. De donde resulta una grave carencia en nuestra actual flota de helicópteros de los apropiados para el ataque, carencia todavía más acusada en el nuevo escenario táctico porque las unidades restantes adolecen de alta vulnerabilidad, escasa interoperatividad y deficiente capacidad de fuego.

Ahora que andamos empeñados en acompasar nuestra doctrina a los nuevos conceptos prescritos por la Alianza Atlántica mediante la Revisión Estratégica de la Defensa presentada anteayer por el ministro Federico Trillo Figueroa en la Comisión correspondiente del Congreso de los Diputados, todos parecen concordes en subrayar la necesidad de dotarnos de mayor capacidad de proyección y despliegue, y ahí es donde el helicóptero, en cualquiera de sus versiones, desde el transporte al ataque, representa una aportación insustituible en términos de movilidad.

Además, los nuevos helicópteros de ataque han reducido su vulnerabilidad, han multiplicado su potencia de fuego y se adaptan con gran idoneidad a la doctrina más actual para las misiones internacionales porque permiten ofrecen un apoyo cercano y facilitar una cobertura a las fuerzas terrestres complementaria de la que puedan brindar los aviones a cuyo cargo queda garantizar la superioridad aérea.

Los helicópteros que tanta falta nos hacen deben combinar una gran capacidad de fuego con una alta precisión en la selección y destrucción de los blancos en aras de disminuir los daños colaterales indeseados y las bajas causadas a los no combatientes.

En resumen, que el Ministerio de Defensa ha escuchado al Ejército de Tierra y va a tomar la decisión de adquirir 24 helicópteros de combate en una operación evaluada en más de 1.300 millones de euros. Dos ofertas han llegado a la lista corta, la del Tigre de Eurocopter, integrado en el consorcio EADS del que forma parte CASA, y el Apache, de Boeing.

Falta un cuarto de hora para decidir y la Comisión de Defensa del Congreso sigue en Belén con los pastores. El Ejército de Tierra, como siempre, tiene propensiones norteamericanas, el ministerio valora la superioridad de la oferta europea mientras recuerda las limitaciones de uso impuestas por EE UU de las que España tuvo experiencias inolvidables en Ifni y en el Sahara, y a Moncloa le gustaría una solución salomónica de 12 de cada, lo que sería una ruina y una complicación imperdonable. La solución, en el próximo número.

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