EE UU se convierte en el gran valedor de Turquía para acceder a la UE
Ankara parece estar más cerca que nunca de Washington. Wolfowitz fue claro al expresar su 'felicidad' como resultado de su visita de dos días al país musulmán. 'Parece que Turquía va a tener una contribución potencialmente mayor que la del resto de los aliados en la guerra contra Irak. Se invertirán millones de dólares en modernizar algunas bases', declaró el diplomático estadounidense.
La sintonía con el nuevo Ejecutivo es clara. EE UU ha prometido a Turquía su mediación ante la UE para que el país obtenga en la cumbre de Copenhague de la semana próxima una fecha clara para empezar a negociar la adhesión. Bush y el líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), Recep Tayyip Erdogan, se entrevistarán en Washington el próximo martes, dos días antes de la cumbre de Copenhague.
Los esfuerzos estadounidenses empiezan a notarse. Alemania y Francia anunciaron ayer que reclamarán a sus colegas una señal positiva para Ankara. Por su parte, Turquía ha impulsado reformas legislativas para acercarse a los criterios de Bruselas y acordó ayer con Grecia proseguir las negociaciones para reunificar Chipre, cuyo control se reparten. Si no se alcanza un pacto antes del jueves, la UE invitará a la parte grecochipriota a adherirse en 2004. Aun así, Grecia y Turquía se han comprometido a seguir dialogando sobre la isla.
Cooperación militar
Toda esta ayuda no es gratuita. Como Wolfowitz destacó ayer: 'Este Gobierno ha entendido mucho mejor que su predecesor la necesidad de una amenaza creíble por parte de EE UU para lograr el desarme de Irak'.
En esa amenaza creíble, Turquía jugará un papel clave. En la actualidad, la base sureña de Incirlik es utilizada por la aviación estadounidense y británica para bombardear las zonas de exclusión aérea iraquíes.
El martes por la noche, el ministro turco de Asuntos Exteriores, Yasar Yakis, reconoció que su país autorizaría el uso de las bases militares y su cielo aéreo para atacar a Irak. La iracunda reacción de la sociedad y la prensa turca forzaron al Gobierno a intentar rectificar. El Ministerio de Exteriores insistió ayer en que 'no se ha hecho ninguna promesa, simplemente se ha comentado la posibilidad'.
Pero los esfuerzos de Ankara son en vano. 'El próximo paso será determinar qué bases podrán ser utilizadas, en cuáles se podrán destacar unidades motorizadas de tierra y qué otras instalaciones deben ser modernizadas', declaró Wolfowitz antes de regresar a Washington. La prensa turca reveló ayer el precio de la colaboración: unos 2.200 millones de dólares (una cantidad similar en euros) en inversión militar.
En caso de guerra, Ankara quiere compensaciones económicas, como la condonación de deudas militares, levantamiento de las restricciones a los productos turcos e incentivos para invertir en Turquía. Esas compensaciones podrían tener un valor equivalente a 20.000 millones de dólares.
Turquía tampoco quiere ver un gran despliegue de tropas estadounidenses en su país, que heriría la sensibilidad de la mayoritaria población musulmana, y pretende que el ataque sea autorizado por una resolución de la ONU. Pero fuentes diplomáticas estadounidenses se han mostrado ya 'convencidas' de que ésa no será la postura definitiva de Ankara.