Fuerte caída del yen por el apoyo del Gobierno a una moneda un 23% más débil
El yen se depreció ayer más de un 1,5% en el mercado de Nueva York después de que el ministro japonés de Finanzas, Masajuro Shiokawa, se pronunciara a favor de una moneda más débil. Tras los comentarios, el dólar se situó rápidamente por encima de los 124,5 yenes, frente a 122,5 del cierre del viernes.
El ministro nipón considera que el yen 'está demasiado alto considerando las capacidades actuales de Japón'. En declaraciones a la edición por Internet del diario Mainichi, Shiokawa cifró el nivel óptimo de la moneda en un rango de 150 a 160 yenes por dólar, o un 23% sobre su valor actual. La última vez que la moneda nipona se acercó a esos valores fue en la crisis de 1998, cuando todas las monedas de la región se desplomaron y la crisis se trasladó al resto de países emergentes.
Desde los círculos empresariales japoneses, las palabras de Shiokawa se interpretan como una señal de que el Ejecutivo se ha quedado sin opciones para rescatar a la economía. El país lleva una década en crisis y está a un paso de caer en la cuarta recesión en 10 años. Las ventas minoristas, uno de los motores económicos, llevan 19 meses consecutivos de contracción. La expansión del PIB se ha reducido en el tercer trimestre del 1% al 0,7%. La tasa de paro sigue en niveles máximos del 5,5%.
La depreciación del yen impulsaría la recuperación al hacer más competitivas las exportaciones niponas. Los exportadores aumentarían además sus beneficios, al transformar en yenes los ingresos de las ventas en dólares. La caída del yen también frenaría la deflación, lo que se traduciría en un nuevo incentivo para los productores.
Este movimiento preocupa especialmente en la región, que es básicamente exportadora. Si el yen se desploma, uno de los más perjudicados sería el gigante chino, ya que la cotización del yuan está atada a la del dólar, que se vende por 8,27 unidades.
En EE UU, los indicadores económicos son cada vez más positivos, favoreciendo la fortaleza del dólar, pero el alto déficit por cuenta corriente amortigua la apreciación, como quiere el Gobierno.