Los gestores comienzan a fijarse más en los valores que en los índices
El 10 de octubre, los principales índices bursátiles del mundo registraron los mínimos del año. Ese día, plazas como la alemana perdían un 50% en el ejercicio, frente a promedios de entre el 30% y el 40% del resto de los grandes mercados de acciones del mundo.
Un mes largo después algo ha cambiado en las Bolsas. La recompra de posiciones cortas, principalmente por parte de los grandes fondos de alto riesgo, los famosos hedge fund, y la mejor percepción de unos resultados empresariales, lejos aún de soportar valoraciones tan altas como las de Wall Street, han ayudado a la recomposición de los mercados.
El recorte de tipos de interés en Estados Unidos y la creencia generalizada de que el Banco Central Europeo bajará los suyos entre el 0,5% y el 0,75% en los tres próximos meses han provocado, también, una corrección de los excesos anteriores de la paridad dólar-euro.
En última instancia surgen voces en defensa de los pesos pesados. Los valores líderes, principalmente las telecomunicaciones, comienzan a ser observadas con mayor interés, incluso con mimo. Grandes bancos de inversiones y agencias de calificación consideran que lo peor ha pasado y que las Bolsas deben aplaudir los esfuerzos que han realizado estas compañías para mejorar sus niveles de endeudamiento.
Estas percepciones, puro mercado, chocan, empero, con la retahíla de grandes indicadores económicos en Estados Unidos y en Europa. La debilidad es tangible. ¿Por qué han subido las Bolsas?
Algunos expertos consideran que los mínimos de octubre cotizaron el peor de los escenarios, algunos de ellos sobre la mesa en estos momentos, como es el caso de Alemania. Las Bolsas, por tanto, comienzan a ir a la contra. La disociación entre mercados y economía es frecuente. Aquéllos comienzan a mejorar cuando la economía está mal y a bajar cuando los fundamentos económicos son óptimos.
Por eso, hay gestores que comienzan a estudiar con detenimiento y mucho interés la situación de compañías cotizadas al considerar que lo peor ha pasado y que ahora sólo cabe esperar mejoras. Es una cuestión de tiempo, de calma y paciencia a raudales. Es la teoría de la anticipación.
Puede suceder, así, que los mercados bajen, pero con acciones concretas en avanzadilla. Es la hora de seleccionar valores.
Wall Street y los tipos de interés
La última cantinela que más se escucha en Wall Street es que las acciones estadounidenses están baratas si se toman en cuenta los rendimientos de los bonos y las previsiones sobre las ganancias futuras de las empresas.Las acciones han rendido menos que los bonos del Tesoro de Estados Unidos durante tres años. Es la primera vez que sucede desde 1939-1941. Los principales gestores de Wall Street consideran que este fenómeno probablemente esté a punto de terminar, porque el rendimiento del pagaré referente de 10 años está próximo a su menor nivel en cuarenta años y la economía está creciendo, aunque sea de manera tibia. Otra de las causas que esgrimen los expertos es la mejor percepción sobre el mercado por parte de los inversores nacionales y extranjeros. Ello ha provocado un aumento de compras y ofertas públicas de adquisición. Hay empresas que han anunciado, asimismo, planes ambiciosos de recompras de acciones propias. æpermil;ste suele ser un indicador adelantado de que las cosas van a mejorar en el futuro.