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Secretos de despacho
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

El paraíso de Schindler

Javier Leirado utiliza muy poco los ascensores a pesar de que la empresa que dirige se dedica a fabricarlos, y califica como perfecto su lugar de trabajo. Las razones, vistas a la calle, funcionalidad y luminosidad

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e gusta trabajar rodeado de recuerdos. Sobre su mesa de trabajo se encuentra un bote de lápices elaborado con pinzas de la ropa o una rana de arcilla modelada por su hija Julia, de la que Javier Leirado, director general de Schindler, se siente muy orgulloso. 'Me gusta tener sus cosas en el despacho porque me gusta su creatividad, es afectiva y tiene mucha imaginación', explica el responsable en España de esta empresa europea de fabricación, mantenimiento, instalación y modernización de ascensores, escaleras mecánicas y andenes móviles. Además, de los obsequios familiares, guarda varios regalos de su paso por otras compañías. También le gusta conservar las carteras de piel que le han acompañado a lo largo de su trayectoria profesional; 'son un trozo de mi carrera, y cada una corresponde a regalos y a personas que en algún momento se acordaron de mí'.

Leirado es una persona agradecida. Y a simple vista también lo parece. Contesta a todo y posa para las fotos con buena predisposición y una sonrisa. Le gusta trabajar en espacios funcionales, ya que 'desgraciadamente' pasa demasiadas horas trabajando. Su horario le ocupa de las 8.30 de la mañana hasta las nueve de la noche. 'Un despacho tiene que ser un lugar en el que seamos capaces de desarrollar un trabajo cómodo, y donde todo esté a mano y ordenado'.

Califica su despacho, situado en Madrid en plena carretera de Burgos, de 'paraíso'. Y lo explica: 'Tengo vistas a la calle y una gran luminosidad. No estar encerrado, sin luz, es un verdadero lujo que yo tengo'. Y eso que reconoce que antes, dentro del mismo edificio, tenía más ventajas, ya que desde la ventana podía contemplar una pequeña granja con un toro, gallinas y caballos. También le gusta trabajar con una nota verde y hasta tiene un bonsai, 'me gustan las plantas, pero reconozco que me las cuidan'. En cuanto a la decoración, señala que no le presta apenas atención. Heredó el despacho ya decorado y sus aportaciones han sido mínimas.

En cuanto a las manías, asegura que tiene muchísimas. Por ejemplo, le gusta que su entorno sea cordial, que no haya barreras entre su equipo de colaboradores. A pesar de su aparente cercanía, señala que es un ejecutivo muy exigente, fruto de su propia autoexigencia. 'Yo soy el que empujo del carro, y ahí creo que reside mi liderazgo. Soy muy exigente conmigo mismo'.

Leirado señala que una de sus virtudes es que tiene la suerte de saber desconectar del trabajo en cuanto abandona la oficina. Y los de fines de semana, nada de llevar trabajo a casa. 'Prefiero, si debo trabajar, ir a la oficina'. Tiene 45 años, es licenciado en Matemáticas por la Universidad Complutense de Madrid y cuenta con un máster en Administración y Dirección de Empresas por el Instituto de Empresa de Madrid.

Entró en Schindler como director financiero en 1998. Con anterioridad, trabajó en el grupo IF, perteneciente al grupo Fierro, donde ocupó el puesto de director financiero, cargo que también ejerció en Carrier España, Abott Laboratories y Cigarcanaria, del grupo Tabacalera. Asimismo, ha ocupado diversos puestos de responsabilidad en Abbot Laboratories como tesorero y analista financiero, en NCR como jefe de marketing, y en Enagás, donde inició su carrera como jefe de departamento de programación y estadística.

Señala que un ejecutivo tiene que ser, ante todo, uno más en el equipo. 'Todos tenemos que trabajar codo con codo e ir hacia una misma meta'.

Del hockey al golf

Javier Leirado es un apasionado del hockey sobre hierba, 'ha sido una de las diversiones más grandes que he tenido porque yo he sido muy mal jugador'. A raíz de una operación de rodilla, ha tenido que dejar de practicar este deporte. Le queda el orgullo de que sus dos hijos son unos grandes aficionados y han decidido seguir, en este sentido, los pasos de su padre. A cambio, Leirado se tiene que conformar con otro deporte más relajado: el golf. De hecho, ha comenzado a tomar clases. 'Más que nada por practicar algún deporte'. Asegura que utiliza poco los ascensores, 'prefiere hacer piernas'.

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