El grupo financiero holandés ING ha decidido suprimir 1.000 empleos en su división de grandes clientes internacionales en el marco de un plan de reestructuración, tras la caída de un 17,8% en sus resultados en el tercer trimestre.
El recorte de 1.000 empleos se añade a la reciente supresión de otros 700 puestos de trabajo. La reestructuración supone asimismo el cierre de centros administrativos, que dará lugar a una carga de reorganización de 128 millones de euros.
El grupo de banca y seguros obtuvo un beneficio neto de 741 millones de euros entre julio y septiembre, cifra que representa una caída del 17,8% en comparación con el mismo período del año anterior.
El beneficio al margen de extraordinarios se incrementó un 8%, hasta los 974 millones de euros. La diferencia entre este resultado y el beneficio neto se explica por pérdidas por participaciones en acciones más importantes de las previstas, costes de adquisición amortizados más rápidamente, provisiones más bajas y una presión fiscal más fuerte.
El presidente ejecutivo de ING, Ewald Kist, señaló en un comunicado que la persistencia de un entorno económico deteriorado y la degradación continua de los índices bursátiles afectaron los resultados del banco en los nueve primeros meses del ejercicio.