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Comercio exterior

41 empresarios en el caos de Bagdad

Las 41 empresas que formaban la delegación comercial española en la Feria Internacional de Bagdad pasaron, en sólo 24 horas, de la 'más absoluta decepción', como señalaba uno de los ejecutivos asistentes, a la satisfacción de 'recibir el reconocimiento oficial del Gobierno de Sadam Husein y de haber potenciado la imagen y la oferta española en un mercado que, pese a las dificultades actuales, posee las segundas mayores reservas de petróleo del mundo (valoradas en 112.000 millones de barriles) y en el que franceses, italianos y alemanes llevan tiempo trabajando.

Aunque España participa oficialmente en la Feria de Bagdad desde 1997, la presencia en la muestra de este año, entre los días l y 10 de este mes, se vio enturbiada, primero, por el alineamiento incondicional del Gobierno de Madrid con Estados Unidos y las declaraciones del presidente Aznar y la ministra Ana Palacio respecto a Irak y Sadam Husein y, después, por el 'caos diplomático' generado a raíz del incidente protagonizado por el depuesto encargado de negocios, Fernando Valderrama, quien no sólo se permitió criticar públicamente al Gobierno español, sino que, en palabras de uno de uno de los protagonistas de la misión comercial, 'intentó boicotear la presencia de las empresas españolas en la muestra'.

Sólo la firmeza de la Secretaría de Estado de Comercio y del Icex, además de la presión de las empresas, consiguió mantener a España en el certamen. A pesar de ello, los primeros días fueron 'muy difíciles. El pabellón estaba casi vacío y ninguna autoridad iraquí se acercó por el stand, en contraste con la afluencia en otros pabellones europeos'.

Tensión y recompensa

La tensión creció el miércoles día 6, declarado oficialmente como el Día de España, cuando ningún miembro del Gobierno iraquí asistía a la ceremonia de izada de la bandera española mientras el vicepresidente, Taher Yasin Ramadan, visitaba, 'con gran alarde, el pabellón alemán'. Una sensación de 'represalia' comenzó a extenderse entre la delegación española y directivos de algunas empresas abandonaron ese mismo día Bagdad.

Sorprendentemente, la situación dio un giro radical al día siguiente. El propio Taher Yasin Ramadán se presentó en el pabellón español acompañado de los ministros de Asuntos Exteriores, Naji Sabri Al Hadinhi; de Transportes y Comunicaciones, Ahmed Murtacha Khalil, y de Comercio, Mohammed Mendi Saleh. Este último, presidente del comité bilateral hispano-iraquí, invitaba a todos los empresarios asistentes a una reunión en el ministerio al día siguiente, en la que, tras reiterar el interés por potenciar la relaciones comerciales, agradeció la presencia española 'en unos momentos tan difíciles para el país'.

'A partir de ese momento se volcaron con nosotros y el pabellón español fue un constante desfile de autoridades hasta el final de la feria', comenta el vicepresidente ejecutivo del Instituto Español de Comercio Exterior (Icex), José Manuel Reyero. Mientras, las empresas asistentes transmitían su 'satisfacción' por los resultados del certamen y atribuían este éxito y el cambio de actitud de Irak a la 'excelente gestión ' realizada por el nuevo encargado de negocios, Eduardo de Quesada, y el jefe de la Oficina Comercial, Miguel Ángel Iriso.

También aprovechaban los ejecutivos españoles para desmarcarse de la posición pronorteamericana del Gobierno de José María Aznar. Así, Domingo Domenech, director de exportación de Borasa, que acudía por primera vez a Bagdad, declaraba al diario local Iraq Daily que 'el pueblo español es contrario a cualquier ofensiva militar contra Irak', al tiempo que anunciaba posibles negocios en el país.

En la misma línea, Joaquín López, director de exportación de Dominion Agro Riego, aseguraba que 'los empresarios españoles estamos en contra de la guerra y queremos trabajar con Irak'. Dominion firmó este año un contrato de 25 millones de euros con el Ministerio de Regadíos iraquí para el suministro de 1.030 surtidores.

Al margen de las opiniones empresariales sobre el conflicto bélico, y ciñéndose exclusivamente a los resultados económicos, José Manuel Reyero no dudaba en afirmar que 'hemos cumplido el objetivo'. A la feria 'hemos ido a demostrar un compromiso, teníamos que estar para defender los intereses de España y de nuestras empresas, que son quienes nos pagan', añade el vicepresidente del Icex, organismo que invirtió 301.687 euros en organizar el pabellón español, el mayor de los países europeos y que, incluso, fue finalmente premiado por los responsables de la feria.

El citado Iraq Daily encabeza, cuatro días después de terminar la muestra, un amplio reportaje sobre la participación española con el siguiente titular: 'España, una presencia fuerte para unas relaciones fuertes'. Un eslogan impactante para resumir el final feliz de una experiencia que sin generar beneficios inmediatos sí ha servido para no perder posiciones en el próximo futuro.

Grupo Sos, Elecnor, Danobat y Lácteas Asturianas

A pesar del embargo comercial y financiero, España es, tradicionalmente, uno de los países europeos con mayor presencia en la Feria de Bagdad, a la que este año han acudido también Alemania, Austria, Francia, Italia y Suiza.En total, han sido 41 las empresas españolas asistentes a la edición de 2003, entre las que figuran Linasa en el sector de bienes de consumo; el grupo Sos y Lácteas Asturianas en agroalimentación; Astilleros Zamakona, Contagas, Dominión Agro Riego, Elecnor, Danobat y MTS Tobacco en industria y maquinaria; Intagsa y Typsa en ingeniería; los laboratorios Aragó y Juventús en sanidad, y la Cámara de Comercio de Navarra o la empresa pública de intermediación comercial Expansión Exterior en el área de servicios. Hasta 1990, las relaciones comerciales hispano-iraquíes se basaban en el suministro de petróleo de Irak a España compensadas en parte por la exportación de maquinaria y equipos españoles. A partir de la guerra del Golfo y las sanciones de la ONU al régimen de Sadam Husein, el comercio bilateral se realiza dentro del programa Petróleo por Alimentos de Naciones Unidas, y los intercambios se elevaron en 2001 a 588,8 millones de euros, con un déficit de 381,1 millones para España, que exporta principalmente leche y derivados lácteos, vehículos de transporte, equipo médico-hospitalario y maquinaria. A causa del embargo no hay inversiones españolas en Irak, país que mantiene una deuda con España de 180,3 millones de euros.

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