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PASCUAL SISTO

'La reorganización de DuPont no incide en nuestra plantilla'

DuPont está en crisis. Tranquilidad. Crisis en el sentido de cambio. Si en el siglo XIX la compañía basó su crecimiento en la pólvora y giró hacia los sectores químico y energético en el XX, en este siglo la multinacional inventora de la licra y el nailon tratará de liderar los mercados biotecnológicos y de nuevos materiales. Lo que conllevará la segregación de su división textil, posiblemente la más exitosa de DuPont en el siglo pasado.

La empresa, que en 2001 facturó 27.700 millones de euros y emplea a 80.000 personas en todo el mundo, posee cuatro fábricas en Asturias, donde ha invertido desde 1989 más de 601 millones de euros. El presidente de DuPont Ibérica, Justo Sisto, 58 años de edad, asegura que la reorganización de la multinacional a escala mundial no incidirá en el número de trabajadores de la plantilla española, formada por 1.100 empleados.

Pregunta. El presidente de DuPont, Chad Hollyday, se ha mostrado convencido de que este año terminará la recesión económica. ¿Lo perciben así ahora?

Respuesta. Con respecto a 2001 nuestros resultados son mucho mejores. No digo que existan indicios de recuperación total, pero al menos hay algunos indicadores de mejora. De momento, se perciben más fuertes en Estados Unidos que en Europa, donde facturamos cerca de un 30% de nuestras ventas. Europa va a tener dificultades de cara al futuro: el valor del euro se está apreciando cada vez más, el déficit aumenta..., de alguna manera hay que corregir esta situación, el consumidor en tiempos de incertidumbre no consume. Hay que dar confianza más de la que hoy existe en el mercado. El año que viene va a ser complicado para Europa.

P. Uno de los sectores clave de la compañía durante el siglo pasado fue el textil, pero se ha anunciado una segregación de esta división.

R. La compañía se está transformando. Estamos seleccionando áreas en las que queremos crecer, biotecnología, materiales de altas prestaciones, nutrición y agricultura, electrónica. En el área textil fuimos punteros, creo que hemos traído al mercado productos que han cambiado la forma de vestir. Ahora esta división puede crecer por sí misma. A finales de año se va a crear una subsidiaria, DTI (DuPont Textiles Interiores), la mayor compañía textil y fabricante de fibras con su propia investigación, marcas reconocidas a nivel mundial. Quizá haya una venta pública de acciones a finales de 2003 o principios de 2004, pero eso no significa que vayamos a desligarnos totalmente de ella.

P. Esta reorganización, ¿puede tener alguna incidencia en la plantilla española?

R. De momento, no. Las fábricas siguen en DuPont. En ventas nos puede afectar un poco, tenemos un grupo de 14 personas en la organización de ventas que pertenecerán a esta nueva empresa DTI.

P. Desde 1990, la compañía ha invertido más de 600 millones en Asturias. ¿Cuáles son los planes para el futuro?

R. Queremos crecer en el área de servicios. Estamos dando apoyo a nivel europeo desde aquí a todos los negocios de DuPont en algunas áreas financieras y empezamos a dar servicio desde aquí -creo que somos pioneros- en recursos humanos. Estamos instalando un centro en Asturias que dará apoyo a toda Europa en cuestiones sobre salarios, nóminas, pensiones, políticas... De momento, damos apoyo a Reino Unido, España, Portugal, Luxemburgo y Suiza. En un futuro la idea es dar servicio a Italia, Alemania, Francia y el resto de países de Europa occidental.

P. La UE está poniendo trabas a la comercialización de productos genéticamente modificados, un mercado por el que DuPont apuesta en la actualidad.

R. Hemos desarrollado un comité ético de gente de reconocido prestigio a nivel mundial que nos orientan en nuestras investigaciones. Si vieran algo éticamente reprobable, pararíamos la investigación. Creemos que la gente debe tener capacidad de elección, que se sepa qué productos son genéticamente modificados. Y también creemos que estos productos pueden ser muy útiles. Si los diabéticos ven que un producto genéticamente modificado les resuelve el problema de inyectarse insulina cada ciertas horas, si las mujeres ven que una soja tratada consumida a edad temprana puede disminuir los riesgos de osteoporosis, si se puede conseguir que el arroz tenga vitamina A, lo que equilibraría las deficiencias alimentarias en zonas subdesarrolladas... Entonces, viendo estas ventajas, los alimentos genéticamente modificados llegarán.

P. ¿Cree que finalmente la UE eliminará estas trabas?

R. Mi visión es afirmativa. Si no, Europa puede perder el tren. Un organismo independiente a nivel europeo ayudaría a disipar las inquietudes que existen.

P. DuPont revolucionó la industria textil con nuevos materiales. ¿Puede volver a sorprender al mercado en un corto plazo de tiempo?

R. Actualmente se utiliza el petróleo para extraer distintos productos y fabricar fibras artificiales; en la fabricación de estas fibras se emplean materiales tóxicos y procesos con algún riesgo. Lo que intentamos, y ya tenemos una planta piloto que está fabricando este producto, es conseguir de la glucosa del maíz, mediante procesos de fermentación con bacterias modificadas genéticamente, nuevas fibras biodegradables. Lo tenemos registrado como sorona.

DuPont está en crisis. Tranquilidad. Crisis en el sentido de cambio. Si en el siglo XIX la compañía basó su crecimiento en la pólvora y giró hacia los sectores químico y energético en el XX, en este siglo la multinacional inventora de la licra y el nailon tratará de liderar los mercados biotecnológicos y de nuevos materiales. Lo que conllevará la segregación de su división textil, posiblemente la más exitosa de DuPont en el siglo pasado.

La empresa, que en 2001 facturó 27.700 millones de euros y emplea a 80.000 personas en todo el mundo, posee cuatro fábricas en Asturias, donde ha invertido desde 1989 más de 601 millones de euros. El presidente de DuPont Ibérica, Justo Sisto, 58 años de edad, asegura que la reorganización de la multinacional a escala mundial no incidirá en el número de trabajadores de la plantilla española, formada por 1.100 empleados.

Pregunta. El presidente de DuPont, Chad Hollyday, se ha mostrado convencido de que este año terminará la recesión económica. ¿Lo perciben así ahora?

Respuesta. Con respecto a 2001 nuestros resultados son mucho mejores. No digo que existan indicios de recuperación total, pero al menos hay algunos indicadores de mejora. De momento, se perciben más fuertes en Estados Unidos que en Europa, donde facturamos cerca de un 30% de nuestras ventas. Europa va a tener dificultades de cara al futuro: el valor del euro se está apreciando cada vez más, el déficit aumenta..., de alguna manera hay que corregir esta situación, el consumidor en tiempos de incertidumbre no consume. Hay que dar confianza más de la que hoy existe en el mercado. El año que viene va a ser complicado para Europa.

P. Uno de los sectores clave de la compañía durante el siglo pasado fue el textil, pero se ha anunciado una segregación de esta división.

R. La compañía se está transformando. Estamos seleccionando áreas en las que queremos crecer, biotecnología, materiales de altas prestaciones, nutrición y agricultura, electrónica. En el área textil fuimos punteros, creo que hemos traído al mercado productos que han cambiado la forma de vestir. Ahora esta división puede crecer por sí misma. A finales de año se va a crear una subsidiaria, DTI (DuPont Textiles Interiores), la mayor compañía textil y fabricante de fibras con su propia investigación, marcas reconocidas a nivel mundial. Quizá haya una venta pública de acciones a finales de 2003 o principios de 2004, pero eso no significa que vayamos a desligarnos totalmente de ella.

P. Esta reorganización, ¿puede tener alguna incidencia en la plantilla española?

R. De momento, no. Las fábricas siguen en DuPont. En ventas nos puede afectar un poco, tenemos un grupo de 14 personas en la organización de ventas que pertenecerán a esta nueva empresa DTI.

P. Desde 1990, la compañía ha invertido más de 600 millones en Asturias. ¿Cuáles son los planes para el futuro?

R. Queremos crecer en el área de servicios. Estamos dando apoyo a nivel europeo desde aquí a todos los negocios de DuPont en algunas áreas financieras y empezamos a dar servicio desde aquí -creo que somos pioneros- en recursos humanos. Estamos instalando un centro en Asturias que dará apoyo a toda Europa en cuestiones sobre salarios, nóminas, pensiones, políticas... De momento, damos apoyo a Reino Unido, España, Portugal, Luxemburgo y Suiza. En un futuro la idea es dar servicio a Italia, Alemania, Francia y el resto de países de Europa occidental.

P. La UE está poniendo trabas a la comercialización de productos genéticamente modificados, un mercado por el que DuPont apuesta en la actualidad.

R. Hemos desarrollado un comité ético de gente de reconocido prestigio a nivel mundial que nos orientan en nuestras investigaciones. Si vieran algo éticamente reprobable, pararíamos la investigación. Creemos que la gente debe tener capacidad de elección, que se sepa qué productos son genéticamente modificados. Y también creemos que estos productos pueden ser muy útiles. Si los diabéticos ven que un producto genéticamente modificado les resuelve el problema de inyectarse insulina cada ciertas horas, si las mujeres ven que una soja tratada consumida a edad temprana puede disminuir los riesgos de osteoporosis, si se puede conseguir que el arroz tenga vitamina A, lo que equilibraría las deficiencias alimentarias en zonas subdesarrolladas... Entonces, viendo estas ventajas, los alimentos genéticamente modificados llegarán.

P. ¿Cree que finalmente la UE eliminará estas trabas?

R. Mi visión es afirmativa. Si no, Europa puede perder el tren. Un organismo independiente a nivel europeo ayudaría a disipar las inquietudes que existen.

P. DuPont revolucionó la industria textil con nuevos materiales. ¿Puede volver a sorprender al mercado en un corto plazo de tiempo?

R. Actualmente se utiliza el petróleo para extraer distintos productos y fabricar fibras artificiales; en la fabricación de estas fibras se emplean materiales tóxicos y procesos con algún riesgo. Lo que intentamos, y ya tenemos una planta piloto que está fabricando este producto, es conseguir de la glucosa del maíz, mediante procesos de fermentación con bacterias modificadas genéticamente, nuevas fibras biodegradables. Lo tenemos registrado como sorona.

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