Rectificar no siempre es de sabios
Divididos están los analistas respecto a los motivos que han podido llevar al Gobierno a rectificar tan diametralmente las medidas destinadas a reformar el seguro de paro y otras materias laborales conocidas popularmente con el remoquete de decretazo.
Opinan unos que se ha debido a la preocupación por los posibles efectos negativos, teatralmente aprovechados por los sindicatos y el PSOE, que aquéllas pudieran tener para el PP en las próximas elecciones municipales y autonómicas; otros se inclinan por atribuir el cambio de rumbo al deseo de su supuesto inductor, el ministro de Economía, de no perjudicar sus posibilidades en la carrera hacia la sucesión del señor Aznar. Pero sean cuales sean las verdaderas razones, lo indudable es que se trata de una rectificación en toda regla.
A mediados de junio analizaba en estas páginas las tres medidas que juzgaba más relevantes entre las propuestas por el Gobierno y apresuradamente convertidas en un imprudente y poco elaborado texto de decreto ley: a saber, la reforma del desempleo, la desaparición del PER y la supresión de los llamados salarios de tramitación; explicando por qué las propuestas me parecían básicamente correctas en función de los objetivos supuestamente rectores de ese proyecto reformador.
Hoy comprobamos que muy poco convencido debía estar el Gobierno de lo fundado de sus ideas y del camino elegido de un día para otro para implantarlas, pues no de otra manera se entiende la rapidez y ausencia de explicaciones convincentes con que ha plegado velas. O sea, que los empresarios seguirán pagando la totalidad de los salarios de tramitación -no los correspondientes a los dos primeros meses, como antes- y financiando así tanto la lentitud de la justicia como las argucias procesales de una buena parte de los abogados laboralistas, más interesados en la defensa de sus clientes que en la de la Justicia.
Sabemos también que se difumina la definición de empleo adecuado y que el parado dispondrá -cortesía de los nacionalistas catalanes- de más de tres meses para reponerse del susto ocasionado por el despido y ponerse a buscar empleo. En el único punto en que el Gobierno ha mantenido sus iniciales propósitos es el referente al subsidio agrario.
Dejando a un lado, que no es poco dejar, las heridas políticas que este patinazo haya ocasionado al Gobierno y a su reputación como agente decidido de esas reformas -y de otras, señaladas por tirios y troyanos-, me interesa sobremanera resaltar ahora que sus consecuencias sobre el mercado de trabajo y su siempre mencionada flexibilidad van a ser profundamente perjudiciales, incluso a corto plazo.
Por mencionar sólo un ejemplo: las recomendaciones de la Comisión Europea para incrementar '...la eficacia de las políticas activas del mercado laboral' seguirán siendo eso, recomendaciones continuamente olvidadas y muchos seguirán atribuyendo a los habituales fantasmas el más que probable crecimiento del paro, como si estructura del mercado de trabajo y evolución del empleo no estuvieran íntimamente unidas. Un dato que viene muy al caso: a finales de 1999 el 23,26% de los parados estaba dispuestos a aceptar trabajos que implicaran cambios de residencia; el 54,53%, un menor salario, y el 60,45%, una menor categoría; al finalizar el segundo trimestre de este año los respectivos porcentajes eran del 19,67%, el 44,84% y el 50,67%. ¿ Cuáles creen ustedes que serán los porcentajes después de los cambios ahora aceptados por el Gobierno?
Concluyo. Nada diré del denostado primer ministro italiano señor Berlusconi, que ha conseguido de los sindicatos de su país la desaparición del derecho a la readmisión obligatoria del trabajador despedido; pero es que hace algunas semanas hubiera rechazado por imposible que el Gobierno del socialdemócrata Schröder pudiese resultar más innovador y atrevido que el liberal-centrista de Aznar y, siguiendo las recomendaciones del Informe Hartz, estudiase reformar la Oficina Federal de Empleo, ligase el cobro del paro a la búsqueda activa de un nuevo puesto de trabajo y aunase modalidades de empleo temporal y trabajo autónomo para los parados. ¡Vivir para ver!