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Empleo

El 'vuelva usted mañana' del Inem

Este es mi tercer año en el paro y el Inem sólo me ha ofrecido un trabajo en todo este tiempo'. Encarna tiene 36 años, tres hijas y antes de que la despidieran por quedarse embarazada (dice ella) había estado trabajando más de seis años, por lo que había acumulado el tiempo suficiente para cobrar el paro durante dos años. Ahora se le ha terminado y cobra el subsidio por desempleo (331 euros al mes).

Cuando le preguntas por su situación cree que el Inem no le encuentra trabajo porque ella es 'muy exigente' y pide un turno de mañana. Además, recuerda que la única vez que le llamaron para una oferta de empleo adecuada ella estaba embarazada de siete meses y al entrar por la puerta la propia funcionaria del Inem le recomendó que 'ni se molestara en acudir a la empresa que le ofrecía el empleo' porque no iban a aceptarla en su estado.

Esa es la tónica general. Cuando se interroga a los parados que esperan su turno en una oficina de empleo pública, la inmensa mayoría asegura que nunca han recibido una llamada del Inem ofreciéndoles un puesto de trabajo. Como mucho, algún curso para desempleados.

Pero entre los parados que visitan estas oficinas se encuentra también el ejemplo contrario, el que nunca llega a empezar a cobrar el paro porque encuentra trabajo por su cuenta. Es el caso de Carlos, de 25 años, quien asegura que casi desde que empezó a trabajar, hace seis años, cada pocos meses visita las oficinas del Inem, pero aún no ha llegado a cobrar el paro en ninguna ocasión.

'Cuando se me acaba el contrato (siempre son temporales), yo llego al Inem, me apunto y solicito prestación, pero no me puedo estar en paro los dos meses que me dicen que tardaré en cobrar, por eso siempre encuentro antes algún otro trabajo temporal', asegura Carlos. Esta dinámica, que prácticamente afecta a uno de cada tres trabajadores en España, le impide consolidar ningún empleo, y lo que es peor, progresar en su carrera profesional.

El fraude existe

Tampoco todos los desempleados son igual de honestos. Que el fraude existe es un hecho más que constatado. En uno de los grupos de personas que esperan en una oficina de un barrió del sur de Madrid, una mujer que calcula que va a cobrar 600 euros al mes de prestación dice que no le importan los nuevos cambios del decretazo, que obliga al parado a firmar un compromiso de búsqueda activa de empleo y amenazan con retirar la prestación si no se acepta una oferta adecuada.

'Yo ya he pactado con mi jefe, que es médico (ahora está trabajado de forma irregular, sin cotizar a la Seguridad Social), que si me llaman del Inem me certifica que no puedo trabajar', asegura esta mujer.

Independientemente del caso de cada uno, el panorama que ofrecen las oficinas del Inem de 9 a 14 y de lunes a viernes, que es su horario en toda España, es bastante desolador.

La primera queja generalizada y recurrente entre los asiduos y los primerizos es el largo tiempo de espera para realizar las gestiones más comunes.

En las sucursales del Inem visitadas por este periódico, mientras que las zonas donde se comunican las ofertas de empleo están por lo general vacías o con una o dos personas, las colas largas se concentran en el departamento de información y gestión de prestaciones, así como en el mostrador donde el trabajador despedido se inscribe como desempleado (lo que vulgarmente se conoce como apuntarse al paro).

Registrarse como parado es el paso previo e imprescindible para poder acceder a cualquiera de las prestaciones o servicios que presta el Inem (búsqueda de empleo, mejora del puesto de trabajo, cursos de formación o cobro de ayudas).

Esto lo saben bien Marta y Sandra, dos jóvenes de 24 y 28 años, respectivamente, que acaban de conocerse en la cola de espera para solicitar la prestación. A ambas les ocurrió lo mismo, después de esperar dos horas para tramitar el cobro del desempleo, les comunicaron en el mostrador que debían inscribirse como paradas previamente, para lo que tuvieron que esperar otra fila igual de larga.

Falta personal

Y no sólo se quejan de esto, Marta era la cuarta vez que visitaba el Inem, 'por culpa de los funcionarios, que cada día me piden una cosa, y de mi empresa, que se niega ha darme los documentos que me exigen para poder cobrar', aseguró.

Al oír esto, Sandra señaló que su caso era el mismo. 'La última vez yo tuve que decirle a la persona que me atendió que yo me había dedicado toda la vida a trabajar y que no tenía por qué saber qué debía hacer para cobrar la prestación'.

En estas ocasiones, rápidamente, los que esperan su turno, con caras de aburrimiento, se suman a contar su caso, y los reproches que surgen crispando el ambiente son comunes: 'Te hacen esperar dos horas', 'luego tienes que venir cuatro veces', 'además de todas las pegas que te ponen tardas en cobrar como mínimo dos meses... y en definitiva el dinero es tuyo, que lo has pagado antes', asegura uno de los parados consultados. Con ello, todos concluyen en la mayoría de los casos que en el Inem 'falta personal'.

El Gobierno conoce el caos que se forma en estas oficinas, sobre todo una vez transferidas las políticas activas a la mayoría de las comunidades autónomas.

Lo que está ocurriendo es que los funcionarios que se han convertido en autonómicos y se ocupan de gestionar las políticas activas, de formación e inserción profesional, no pueden atender, en un momento de sobrecarga de trabajo, los asuntos de la gestión de las prestaciones, ya que éste es un trabajo que corresponde a los funcionarios estatales. Y son precisamente estos funcionarios estatales los que aglutinan la mayor carga de trabajo.

Por ello, el Gobierno ha incluido una partida en los Presupuestos Generales del Estado para 2003 para contratar a 5.000 nuevos trabajadores y reforzar así la plantilla del Inem. Sólo queda saber si esto será suficiente o si se necesita una total reestructuración de este organismo, tal y como defienden la mayoría de los agentes implicados.

Ausencia de inmigrantes en las oficinas

Algo que ha llamado profundamente la atención de este diario en las visitas que ha realizado a diversas oficinas del Instituto Nacional de Empleo (Inem) es la práctica ausencia de inmigrantes en las instalaciones de este organismo.Las oficinas visitadas se encuentran en distintos barrios de la capital madrileña y la presencia de inmigrantes en ellas era bastante residual. No era fácil verlos ni esperando para cobrar la prestación ni gestionando ofertas de empleo. Sin embargo, en la actualidad hay más de 800.000 inmigrantes cotizando a la Seguridad Social y por desempleo (el doble que hace un año). Esto no quiere decir que no existan inmigrantes en el paro y cobrando prestación, que los hay (en febrero de 2001, cuando la cifra de inmigrantes afiliados era de 452.000, existían ya 16.300 beneficiarios de esta prestación). Es más, a medida que vaya habiendo más cotizantes extranjeros habrá una mayor bolsa de susceptibles beneficiarios de la prestación por desempleo. Si bien, la ausencia aparente de estos trabajadores en las oficinas de empleo es un reflejo significativo de la alta tasa de ocupabilidad de este colectivo.

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