Verdejo, la noble de Rueda
Sus orígenes. Hoy considerada como emblema de Rueda, el origen de la variedad verdejo proviene, seguramente, del norte de África, de donde fue traída por cántabros, vascones y mozárabes durante la repoblación del Duero, tras un periodo de aclimatación en el sur de la Península.
Su historia. Dicen otras lenguas documentadas que las primeras vides de verdejo se plantaron en Rueda entre los siglos XI y XII, bajo el reinado del Alfonso VI. En la corte de Valladolid de principios del XVII, los vinos de verdejo se encontraban entre los más valorados y con el cambio de corte a Madrid, centran su mercado en el norte de España. Su verdadero resurgimiento se inicia en los años setenta del siglo XX, cuando bodegas como Marqués de Riscal inician en la zona de Rueda su andadura, viendo consagrada su situación predominante en el mercado de vinos blancos con la consolidación del Consejo Regulador de la DO Rueda, que ensalza y protege esta variedad.
Su localización. Hoy la verdejo puede considerarse una de las mejores uvas blancas de España, cultivada la mayor parte en la zona productora de Rueda, aunque también puede encontrarse de forma minoritaria en la zona del Cea, Zamora, Asturias y en el viñedo santanderino.
La cepa. De porte vigoroso, horizontal y con una brotación y maduración entre temprana y media. Es una planta sensible al Oídio, con una producción media-baja, entre el kilogramo y medio y los dos kilos de uva por cepa. Difícil de propagar y poco prolífica, es una variedad de producción muy limitada.
La uva. Hablamos de una de las variedades con mejor entrada de boca, muy afrutada, que deja cierta astringencia agradable al final de boca. Posee buena estructura, con propiedades aromáticas herbáceas y sabores redondos de tremendo atractivo.
El vino. Hablamos de vinos frescos, ligeros, agradables, de baja graduación en su mayoría, que pueden aceptar otras variedades como mejorantes en su ensamblaje, como viura, palomino o la foránea sauvignon blanc. Cuando predomina en su cupaje la variedad verdejo, los vinos despuntan por sus tonos verdosos, su frutosidad que se combina con cierto toque terroso, sus apuntes anisados y su paladar largo de gran personalidad y consistencia. Unos blancos absolutamente inolvidables.
Maridaje. Esta uva blanca castellana permite cientos de buenos amigos a la hora de la comida. Desde mariscos hasta platos de carnes blancas, pasando por suaves pescados a la parrilla, aves, pastas y arroces.