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Litigio

La SEC y la fiscalía de Nueva York abren una investigación sobre Vivendi

El grupo Vivendi Universal encara investigaciones penales en las dos ciudades, París y Nueva York, sobre las que el ex presidente Jean-Marie Messier basó la conversión de un negocio centenario de aguas, Compagnie Générale des Eaux, en el segundo grupo de comunicación del mundo, ahora inmerso en un profundo mar de deudas.

La compañía se limitó ayer a lanzar un escueto comunicado en el que informaba que colaborará con la oficina de la fiscalía del distrito sur de Nueva York, 'que ha abierto una investigación criminal preliminar sobre Vivendi Universal'. El anuncio menciona también que dicha investigación coordinará sus inspecciones con las que efectúa el organismo regulador de los mercados en Estados Unidos, SEC (siglas de Securities and Exchange Commission).

El grupo no precisó si las investigaciones en Estados Unidos responden a demandas de accionistas como las iniciadas por la fiscalía de París. La semana pasada la justicia francesa anunció una investigación penal sobre las cuentas de Vivendi -ha perdido un 80% de su valor en Bolsa este año- después de atender una demanda de un grupo de inversores. La agencia Reuters aludió ayer a 'fuentes familiarizadas con la operación' según las cuales las dos investigaciones en Estados Unidos comunicadas ayer 'son nuevas y no habían sido informadas antes'.

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En Francia las investigaciones tratan de dilucidar si Vivendi publicó cuentas falsas en 2000 y 2001 y si proporcionó pronósticos engañosos para 2001 y 2002.

Al cierre del ejercicio 2001 el grupo comunicó unas pérdidas superiores a los 13.000 millones de euros. Los malos resultados alcanzaban a Vivendi tras haber llevado a cabo una política de adquisiciones -entre otras Seagram y USA Networks- en plena gestación de la burbuja de finales de los años noventa, que había convertido a Vivendi en el primer competidor del gigante AOL Time Warner. Pero a un precio, dicen ahora los analistas, inflado.

La depreciación del valor de la compañía y una deuda de 19.000 millones precipitaron la caída de Messier en julio de este año, cuando el consejo de administración decidió nombrar a Jean-René Fourtou nuevo presidente.

Pocos días después la Asociación de Pequeños Accionistas (Appac) acusaba a la dirección y 'otros intervinientes' de 'presentación errónea del balance'. El regulador del mercado parisino (COB) comenzó también a finales de julio a estudiar los resultados dados a conocer por Vivendi desde enero de 2001.

Protesta de accionistas

En Estados Unidos el grupo ha sido objeto de al menos dos denuncias por parte de accionistas que acusan también a la anterior dirección de engañarles sobre la situación financiera de la compañía.

En julio dos grupos de accionistas minoritarios presentaron en los tribunales de Nueva York y California sendas denuncias. El grupo de comunicación no quiso precisar ayer si las investigaciones abiertas responden a estas demandas.

Vivendi Universal fue ayer una de las cinco únicas compañías del índice parisino Cac 40 en registrar pérdidas. Los títulos de Vivendi cayeron un 1,87%. Su filial Vivendi Environnement fue otra de las empresas cuyo valor en Bolsa descendió ayer en el mercado francés, un 2,75%.

De nada le ha valido a Messier apostar en su día por la muerte de la excepción cultural francesa al tratar de meterse en el bolsillo al mercado estadounidense fusionando USA Networks y Universal Studios. Messier trasladó su centro de operaciones a Nueva York a finales de 2000, donde convocaba al consejo de administración, al tiempo que trataba de calmar a sus compatriotas asegurando que crearía en Estados Unidos un canal de televisión dedicado al cine europeo.

Sin embargo, ahora Messier se enfrenta a críticas y denuncias tanto en París como en Nueva York.

En París es difícil que sean olvidados algunos de sus comentarios referentes a la exclusividad de la cultura gala, aparte de las investigaciones judiciales en curso.

Mientras, en Estados Unidos, el ex presidente de Vivendi corre el riesgo de ser comparado con otros empresarios relacionados con los fraudes más sonados de los últimos años. Como Bernard Ebbers, ex consejero delegado de Worldcom; Andrew Fastow, ex director financiero de Enron y procesado por 78 cargos de fraude, o Waksal, el fundador de la biotecnológica Imclone, acusado de vender ilegalmente acciones de su compañía.

Las denuncias llegan en plena lucha por la telefónica Cegetel

Las investigaciones que han iniciado las fiscalías de Nueva York y París sobre Vivendi Universal coinciden con la pugna que mantienen la actual dirección del grupo de comunicación y la compañía británica Vodafone por el 44% que Vivendi posee en Cegetel, cuya filial SFR es la segunda operadora de telefonía móvil de Francia.Vodafone ha ofrecido 6.770 millones de euros por la participación en Cegetel de Vivendi, pero el grupo francoestadounidense ha rechazado la oferta a pesar de soportar una multimillonaria deuda argumentando que el precio no refleja el valor real de la compañía. La estrategia de Vivendi podría ser tratar de hacerse con el control de Cegetel ejerciendo su derecho preferente sobre las participaciones que mantienen las compañías BT (26%) y SBC (15%). Vivendi tiene ahora aproximadamente un mes para conseguir préstamos que le permitan comprar el porcentaje que no posee en Cegetel. Pero los bancos valorarán las investigaciones abiertas tanto en Estados Unidos como en Europa. Vodafone ha advertido que no subirá el precio ofertado. El objetivo de la nueva dirección de Vivendi Universal es vender activos en 18 meses por valor de 12.000 millones de euros, sin contar su participación en Cegetel y en Vivendi Environnement. La venta de Cegetel aliviaría a corto plazo parte de los problemas financieros de Vivendi, pero a largo plazo el grupo de comunicación perdería una fuente de dinero constante. La semana pasada el grupo informó que desde el mes de julio, cuando Messier tuvo que dejar la presidencia, los activos vendidos de su filial Vivendi Universal Publishing suman 4.300 millones de euros. El mismo día comunicaba el inicio de conversaciones para vender la editorial estadounidense Houghton Mifflin a un consorcio de empresas de capital de inversión por 1.750 millones.

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