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Equipos de telefonía

El colapso ronda a los fabricantes de equipos

Lucent, Nortel, Ericsson, Alcatel... La mayoría de los proveedores de equipos de telefonía afrontan uno de sus peores momentos

Lucent, Nortel, Ericsson, Alcatel, JDS Uniphase... casi todas han reconocido que se enfrentan a uno de los momentos más duros de su historia. En las últimas tres semanas, la mayoría de los grandes fabricantes de equipos de telecomunicaciones ha hecho público que sus ventas caerán de nuevo este trimestre. Y en algunos casos con fuerza. Además, la mayoría volverá a perder dinero este año y alejan aún más el retorno a la rentabilidad.

Pero, ¿cuál es el motivo? El menú es, desde luego, amplio: recorte de la inversión de los operadores, créditos fallidos con operadores en quiebra o suspensión de pagos que en algunos casos suman cifras millonarias, una deuda colosal... Según un informe reciente de la agencia de calificación Fitch Ratings, las operadoras de telecomunicaciones van a recortar más del 45% el gasto en infraestructuras. Y lo que es peor, estos analistas creen que en 2003 la situación puede repetirse.

En este marco ha habido casos auténticamente dramáticos. Ciena, una de las empresas históricas dedicadas a los equipos para fibra óptica, facturó 50 millones de dólares (una cifra similar en euros) en su primer trimestre fiscal, frente a 450 millones en el mismo periodo del año anterior. Adiós a la caja. También Lucent extendió hasta 10.600 millones sus pérdidas en los tres primeros trimestres.

Las operadoras de telecomunicaciones van a recortar más del 45% de su gasto en infraestructuras, según el informe de una agencia de calificación

Los analistas no descartan un masivo cierre de filiales, además de un proceso de fusiones en la industria

'No se puede olvidar que las grandes telefónicas han congelado las inversiones en numerosos áreas, desde la telefonía fija a los móviles UMTS, y no sólo porque la tecnología no está disponible, como en este último caso, sino porque no tienen un duro, como France Télécom o Deutsche Telekom', advierte un analista del mercado madrileño.

En una línea similar se han manifestado algunos representantes de la patronal española del sector, Aniel, quienes ya habían advertido de que este año sería muy duro para esta industria.

Asimismo, casas de Bolsa como UBS Warburg o Sanford Bernstein han ampliado las pérdidas que empresas como Lucent o Nortel tendrán en los próximos trimestres, mientras Deutsche Bank ha reducido la previsión de beneficios de Cisco Systems para este año.

En estos momentos, sólo segmentos puntuales como los equipos de acceso a Internet a través del ADSL o las redes de alta velocidad para transmisión de datos parecen llevar una tendencia positiva. Así, hace dos semanas, Nortel anunció con alborozo la firma de un macrocontrato con la estadounidense SBC.

En el negocio de los terminales de móviles no parece haber acuerdo. Mientras Nokia insistió en sus resultados hasta septiembre que la venta de terminales se mantendrá en 400 millones de unidades en todo el mundo durante 2002, Motorola rebajó dichas previsiones hasta 390 millones, de igual forma que Ericsson.

'Es posible que los resultados finales dependan de la campaña de Navidad que es cuando más se vende', dicen fuentes cercanas a las compañías, que añaden que Nokia, Motorola o Ericsson han lanzado sus nuevos teléfonos en un intento de ganar cuota de mercado. Los terminales con cámara fotográfica parecen ser el último grito.

Donde no parece haber duda es en las infraestructuras. Nokia, uno de los líderes mundiales, admitió que los ingresos de su filial de redes habían caído un 20% hasta septiembre, mientras que su facturación en este área se había hundido un 42% en el tercer trimestre.

Ni que decir tiene que Juniper Networks también ha admitido que va a vender menos enrutadores para redes de Internet en 2002.

Por si fuera poco, y dentro de estas estrecheces, muchos de los fabricantes han visto cómo los operadores a los que habían prestado dinero han ido a la quiebra y no van a devolverlo. O, en el mejor de los casos, están en suspensión de pagos intentando renegociar la deuda pendiente, con lo que tampoco devolverán todo el dinero.

En este sentido, hay ejemplos escandalosos. Worldcom, por ejemplo, debe cerca de 2.500 millones de dólares a sus proveedores, entre los que figuran Nortel, Lucent o Juniper. La mexicana Unefon, rival de Telefónica en dicho país, tiene pendiente un pago de 1.100 millones con Nortel y, por el momento, ha paralizado el abono del último plazo de los intereses de dicha deuda. 360Networks y KPNQwest han dejado de pagar, según algunos informes de analistas, en torno a 700 millones a Alcatel. Mobilcom tiene varios cientos de millones pendientes con Ericsson y Nokia...

Esta situación de impago se ha traducido en algunos casos en un fuerte incremento de la deuda y un aumento del riesgo de impago. La citada agencia Fitch Ratings cuantifica en 6.700 millones de dólares las emisiones vivas de Lucent, compañía a la que precisamente rebajó su calificación hace pocos días hasta el grado denominado basura.

Claro que no es la única. Standard & Poor's recortó la calificación de Alcatel, con una enérgica protesta de la empresa francesa por no valorar su músculo financiero, mientras Moody's se la ha rebajado a Ericsson, Juniper o Nortel, entre otras, en las últimas semanas.

Esta presión endurece las posibilidades de captar deuda en los mercados financieros, es decir, obliga a las empresas a ofrecer una rentabilidad muy alta para colocar sus bonos. Como en muchos casos no pueden, recurren a las emisiones de acciones o a las ampliaciones de capital como hizo Ericsson en septiembre pasado.

Eso sí, a veces se las ven y se las desean para colocar todo el papel en el mercado. A la empresa sueca, además, le costó el hundimiento de sus propias acciones. De hecho, Ericsson podría haber sido expulsada del Nasdaq al estar el valor de sus acciones por debajo del precio de un dólar. Sólo la reciente decisión de las autoridades del mercado más moderno del mundo de eliminar este requisito va a salvar a los suecos que, para evitar otros males, tienen previsto realizar un contrasplit de sus títulos. También Lucent (que prepara asimismo otro contrasplit) o Nortel podrían haber sido expulsadas del New York Stock Exchange por la misma razón.

La caída en Bolsa de todas ellas ha sido tan grande que, a algunas empresas no les bastaría ni con venderse a sí mismas en su totalidad para poder captar fondos en los mercados financieros.

Este hundimiento se ha llevado por delante a sus accionistas. Un ejemplo es el del grupo sueco Investor, primer accionista de Ericsson, que con la caída de los títulos del fabricante ha visto cómo el valor total de su cartera se hundía más de un 50%, hasta 6.200 millones de euros. Así, quién puede estar interesado en invertir en el sector.

En definitiva, en este marco, muchos analistas señalan que estas empresas corren el riesgo de quedarse sin liquidez. Una nota reciente de Moody's advertía de estos peligros.

Por eso, en una auténtica carrera de comunicados que se sucedieron durante la última semana de septiembre y la primera de octubre, los máximos ejecutivos de Alcatel, JDS Uniphase, Ericsson, Juniper Networks, Lucent, Nortel y Motorola insistían en que tienen liquidez suficiente para salir de la crisis. ¿Lo conseguirán?

Esa es su intención, y para lograrlo han acelerado los procesos de reestructuración. Por cierto, criticados por algunos analistas que creen que ya llevan muchos cambios en los últimos dos años y, sin embargo, no han logrado invertir la tendencia negativa.

Pero insisten. Desde luego, los despidos han vuelto. Lucent ha sido una de las últimas, al anunciar hace dos semanas que otros 10.000 empleados saldrán de la compañía en los próximos meses. Su plantilla quedará en 35.000 trabajadores, muy lejos de los 150.000 que tenía a principios del año 2000. En total, cerca de 360.000 trabajadores han salido del sector de los fabricantes de equipos en todo el mundo (sin contar los despidos de las operadoras ni interneteras) desde el comienzo de la crisis.

Pero los cambios en las empresas no pasan sólo por la fuerza laboral. Los directivos han acelerado los programas de venta de activos. Nortel ha vendido una de sus filiales europeas a la británica Bookham Technologies, Lucent también se ha deshecho de su filial en China, que ha ido a parar a Corning por 160 millones de euros. También Alcatel ha colocado en Bolsa su último 6% en Thales. Una de las últimas grandes operaciones ha sido la venta por parte de Siemens de Unisphere a Juniper Networks el pasado agosto por cerca de 750 millones. Más lejos en el tiempo queda la unión de Ericsson y Sony en la fabricación de terminales móviles.

Apoyándose en estas últimas operaciones, fuentes del sector creen que se va a abrir un proceso de fusiones en los próximos meses. Y ponen como ejemplo el intercambio de activos en el área de móviles que estudian Motorola y Siemens. Ni confirmaron ni desmintieron, pero los analistas dieron la bendición.

También hace pocos días, algunas publicaciones de la prensa internacional apuntaban a la fusión entre la italofrancesa ST Microelectronics y la división de microchips de Motorola. Los ejecutivos de la primera lo negaron categóricamente. Sin embargo, en el mercado se había dado credibilidad a la operación.

Pero si no hay posibilidades de fusión ni de desinversión de activos, las empresas no descartan cerrar filiales, según los observadores.

En lo que sí se ha acelerado en el último año es en la externalización de actividades para ahorrar costes. Empresas como Flextronics, SCI Sanmina, Solectron o Jabil Circuit han copado la producción de los equipos de empresas como Alcatel, Ericsson, Lucent o Nortel, e incluso las de firmas como IBM o Microsoft.

Y el outsourcing va más lejos. Por ejemplo, Lucent va a externalizar parte de su equipo financiero y contable. Por ahora, en algunos países del Viejo Continente, el fabricante ha contratado a compañías dedicadas a esta exclusiva labor y sus equipos ya están trabajando.

Los fabricantes de telecomunicaciones han dado un drástico giro en los últimos dos años. En poco se parecen ya a lo que eran. Ni en facturación, ni en beneficios, ni en plantilla, ni en productos... ahora tienen que vivir la realidad.

El cierre de fábricas destruye 360.000 empleos

Con las reestructuraciones anunciadas en las últimas semanas, los grandes fabricantes de equipos de telecomunicaciones han destruido cerca de 360.000 empleos. Y todo en poco más de dos años. Los datos que siguen han sido extraídos de una compilación que suma los datos de las consultoras norteamericanas Challenger, Gray & Christmas y CBS Marketwatch, más el sindicato estadounidense AFL-CIO. Lucent Technologies, Nortel Networks, Motorola y Ericsson son las firmas que más trabajadores han despedido. En el caso de la primera ronda los 70.000 el número de empleados que han perdido su puesto en los últimos meses. El último anuncio se produjo la pasada semana y afectó a otros 10.000 operarios, ingenieros y hasta ejecutivos. Nadie parece librarse. En el fabricante sueco Ericsson sucede algo similar. La compañía ha afrontado más de cinco grandes reestructuraciones desde 1999. Aunque hay más. Alcatel ha despedido a más de 33.000 empleados (los últimos afectados son cerca de un millar procedentes de sus fábricas en EE UU) y eso sin contar los que se han marchado de la empresa a través de las operaciones de venta de fábricas de subcontratas. También la alemana Siemens ha puesto en la calle a cerca de 25.000 personas, eso sí, la mayoría procedentes de sus áreas de telecomunicaciones. España no es una excepción en estos dramáticos movimientos. Por ejemplo, en las próximas semanas Nortel va a deshacerse de un 30% de su plantilla española, porcentaje similar al de Ericsson y Alcatel. Fuentes sindicales de esta última empresa francesa afirman que la dirección ha justificado los despidos por la caída de las ventas, que puede llegar al 50%. Las centrales rechazan las medidas y exigen saber qué modelo de negocio va a aplicar Alcatel, 'porque ya hay un expediente de regulación en marcha, que decían que era suficiente, y antes de acabar nos presentan otro', afirman estas fuentes. En el caso de España, la Administración pública deberá finalmente pronunciarse sobre los expedientes de regulación de empleo porque es ella la que debe aprobarla. Se presentan más tensiones para Eduardo Zaplana, el nuevo ministro de Trabajo.

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