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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un mes de alivio bursátil

Las principales Bolsas de todo el mundo cerraron ayer el que ha sido mejor mes desde que el estallido de la burbuja tecnológica, hace dos años y medio, diera inicio a un mercado bajista de una crudeza que no se recordaba en décadas. El mes se cierra con una subida del 13,03% en el Ibex 35, en línea con los grandes índices de renta variable del mundo, pero empezó con una caída hasta los mínimos de los últimos cinco años.

Son varios los factores que han contribuido a la mejora de expectativas que refleja la recuperación de las cotizaciones. Por un lado, la relajación del ambiente prebélico que se respiraba entre Estados Unidos e Irak, cuyo mejor termómetro es el precio del petróleo, que ha caído casi cinco dólares en las últimas semanas. Por otro, la presentación de unos resultados empresariales en Estados Unidos que se sitúan algo por encima de las devaluadas previsiones de los analistas y que representan cierto crecimiento frente a una débil base de comparación.

En el caso español, la relativa calma con que se ha vivido la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones presidenciales brasileñas -tras la fuerte depreciación de septiembre, el real ha resistido el mes electoral sin perder más terreno- ha permitido que las grandes empresas no se queden al margen del rebote alcista.

Con todo, la impresión generalizada es que la causa más directa de la recuperación de octubre no es más que la debacle de septiembre. Pese a lograr la mayor subida mensual desde febrero de 2000, el Ibex no logra siquiera recuperar el terreno perdido el mes anterior. La aceleración de la caída es la que habría propiciado un rebote de carácter más bien técnico, así que no es como para echar las campanas al vuelo. Aunque aún puede quedar algo de tirón, la mayoría cree que es demasiado pronto para poder hablar de un cambio de tendencia, sobre todo cuando los datos macroeconómicos que se van conociendo invitan mayoritariamente al pesimismo.

El alivio, con todo, es indudable. Se ha visto una luz en el túnel, aunque quizá no sea la que marca su final. La propia subida de la Bolsa puede ayudar a mejorar los deteriorados datos de confianza de los consumidores y empresarios, y contribuir a la mejora de la economía, transformando en virtuoso el círculo vicioso en el que la caída bursátil y la pérdida de confianza se retroalimentaban.

Más allá de las referencias exteriores, en España el protagonismo de las dos próximas semanas corresponderá a los resultados empresariales. Los presentados esta semana han deparado pocas sorpresas, pero no por esperados dejan de ser en su conjunto más bien malos. Todavía es pronto para dar el cálculo por definitivo, pero lo previsible es que, mirando al cierre de ejercicio, los resultados de las empresas cotizadas caigan en 2002 por segundo año consecutivo.

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