_
_
_
_
UE

La vuelta del eje franco-alemán desplaza a Aznar, Blair y Berlusconi

Durante casi dos años, Londres, Madrid y Roma soñaron con un liderazgo compartido en la UE. Ninguno de los tres líderes daba el perfil, pero el entumecimiento del tradicional eje franco-alemán desde la Cumbre de Niza (diciembre de 2000) demandaba una alternativa.

El primer ministro británico Tony Blair se veía lastrado por el tradicional euroescepticismo de su país y la persistente ausencia de la unión monetaria. El presidente del Gobierno español, José María Aznar, padecía la contradicción de postularse como un par entre los grandes mientras intentaba mantener la condición de receptor neto de fondos comunitarios. Y a Silvio Berlusconi, a quien se le perdonaron sus coqueteos neofascistas, le seguían traicionando, sin embargo, sus continuas declaraciones extemporáneas.

Los tres despertaron del breve sueño el pasado jueves, cuando el canciller alemán, Gerhard Schröder, y el presidente francés, Jacques Chirac, anunciaron en el hotel Conrad de Bruselas un pacto de amplio alcance.

La primera consecuencia fue la de despejar definitivamente el proceso de ampliación de la UE, al congelar a partir de 2006 el gasto agrícola. El condicionamiento de una negociación presupuestaria a cuatro años vistas parecía imposible hace sólo una semana. El propio Aznar intentó lo mismo hace un año con un infausto memorándum sobre el futuro de los fondos estructurales y el resultado fue desastroso.

Esta vez, en cambio, los socios comunitarios han aceptado, casi sin re rechistar, el acuerdo franco-alemán. Aznar figuró entre los partidarios de una acotación del gasto, consciente de que tras la ampliación España será uno de los socios ricos y, sobre todo, de que en la futura Europa a dos velocidades conviene incorporarse a la avanzadilla de los países más integradores.

La reacción más airada llegó desde Londres, y esta misma semana se anunciaba la suspensión de la próxima cumbre bilateral franco-británica. La irritación puede deberse tanto al acuerdo presupuestario como al resto de ramificaciones del pacto de Schröder con Chirac. Los dos líderes anunciaron una coordinación de sus posiciones en todos los debates europeos. En enero presentarán una decisiva aportación conjunta a la convención europea que elabora la primera constitución para la UE. La sensibilidad federalista alemana y la voluntad europeísta de Francia inquietan a Blair, que se jugará su paso a la historia en un difícil referéndum sobre la integración en el euro.

Berlín tiene también la llave sobre la posible creación del puesto de presidente la UE, al que Blair y Aznar son nombrados repetidamente como candidatos a encaramarse. Alemania ha dejado claro que ese puesto pasa por la designación de un presidente de la Comisión Europea elegido por el Parlamento Europeo. Su propuesta despierta el entusiasmo del otro eje olvidado, el de todos los países pequeños, que serán mayoría tras la ampliación.

Aznar: 'No es lógico quejarse de la ampliación'

El presidente del Gobierno, José María Aznar, considera que no es lógico quejarse por la situación de prosperidad en la que España afronta el proceso de ampliación de la Unión Europea y que se ponga el acento en los riesgos de gozar de un nivel de renta que obligará en algún momento a renunciar a las ayudas.Durante el turno de réplica en el debate sobre los resultados del Consejo Europeo de Bruselas celebrado en el Congreso, Aznar argumentó que España estará en 2005 en el nivel más alto de convergencia con Europa, que parte de una posición sólida y del mejor saldo financiero desde que entró en la UE. También recordó que los Quince han despejado el importante capítulo de la agricultura hasta 2013 y, por tanto, que el Gobierno de 2006 tiene las manos libres para negociar las próximas perspectivas financieras. 'España' -recordó- 'era un país que hace 20 años era beneficiario de la ayuda al desarrollo. Ahora la situación es distinta, se ha transformado en uno de los principales inversores netos del mundo'. Zapatero reclamó al Gobierno garantías de que la ampliación no se lleve a cabo a costa de la pérdida de los fondos que reciben países como España e instó a que no se atribuya las ayudas agrícolas, estructurales y de cohesión que lograron los socialistas.

Más información

Archivado En

_
_