Fox, obligado a negociar el Presupuesto con la oposición
El proceso de negociación del presupuesto de 2003 dará mucho que hablar antes de ser presentado al Congreso a principios de noviembre. No ha sorprendido un Presupuesto austero y sus premisas no son ilusorias: crecimiento del 3%, un aumento de los ingresos fiscales del 4% y una inflación del 3%. La estimación del precio del petróleo está en negociación, pero será probablemente por debajo del precio de este año.
Hacienda pretende bajar el objetivo del déficit presupuestario al 0,5% del PIB, por debajo del 0,65% de este año. El Presupuesto para 2003 tiene un reto clave, ya que no se contará con los ingresos de privatizaciones que se obtuvieron este año. Sin una reforma fiscal, que es improbable que se apruebe este año, el ritmo de crecimiento del gasto deberá controlarse.
Pero esto no es todo. Los gobernadores de la oposición rechazan el recorte de las contribuciones a los Estados, lo que puede dar al Ejecutivo más dolores de cabeza. El menor ingreso obtenido respecto a lo estimado en la Ley de Ingresos de 2002, pese a las reformas tributarias, ha provocado, entre otras cosas, un recorte de las aportaciones a los Gobiernos estatales. La alternativa presentada por Hacienda de aumentar su base de ingresos a través de nuevos impuestos directos e indirectos, no ha sentado nada bien en la oposición. Como respuesta, los gobernadores se muestran reacios a negociar y reiteran que gestionarán los impuestos existentes, pero no ven factible aumentar la presión impositiva.
El gasto público deberá controlarse en 2003, dada la ausencia de ingresos por privatizaciones y la imposibilidad de aprobar una nueva reforma tributaria
El presidente mexicano, Vicente Fox, precisa el apoyo de los gobernadores para la aprobación del Presupuesto en el Congreso y un boicot de éstos se podría traducir no sólo en la discusión fiscal, sino también en el bloqueo de otras iniciativas del Ejecutivo.
Ya se ha visto cómo la oposición, con la mayoría en las dos Cámaras legislativas, ha demorado por motivos políticos las iniciativas más importantes de su Administración, como la apertura a los inversores privados del sector eléctrico, un área en la que los recursos públicos son insuficientes para modernizar la infraestructura. En un escenario doméstico e internacional caracterizado por la posible guerra de Irak, las elecciones de Brasil y la desaceleración en EE UU, un debate fiscal conflictivo sería altamente nocivo para la confianza de los inversores mexicanos.
El notorio contagio financiero que la delicada situación de Argentina y Brasil ha provocado en los países vecinos ha determinado una fuerte depreciación de prácticamente todas las divisas de la región. Al estar una parte importante de la deuda pública de estos países denominada en dólares, esta depreciación ha incidido en un marcado aumento de la carga financiera que deben afrontar.
Esto resulta extremadamente preocupante en un contexto en donde la principal característica de América Latina radica en el alto endeudamiento público. Como resultado, mucha de la incertidumbre que aqueja a estos países ha sido agudizada debido a la preocupación sobre la capacidad de los Gobiernos para financiar sus abultadas deudas y equilibrar las cuentas públicas. Esto, a su vez, ha sido un factor nocivo para las inversiones que tanto requieren estos países para financiar sus déficit corrientes y mantener sus tasas de crecimiento.
En este escenario, algunos Gobiernos están evaluando las opciones para amortiguar estos perjuicios que el aumento del riesgo-país y la depreciación traen sobre la deuda pública. Además de la posibilidad de desindexarse del dólar, mediante el compromiso de pago en términos de moneda local, resulta particularmente relevante prestar atención a la gran proporción de deuda externa sobre la deuda total que poseen estos países, que podría reducirse mediante la mayor colocación de bonos soberanos en el mercado local. Esto requerirá, no obstante, un mayor desarrollo de los hasta ahora incipientes mercados de capitales latinoamericanos.