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Despegue

China da un nuevo aire a sus aerolíneas

Cuando Mao Zedong creó la República Popular China en 1949, el país apenas contaba con una docena de pequeños aviones de uso civil. Hoy la flota asciende a 800 aparatos, y en las dos próximas décadas el Gobierno calcula que necesitará comprar 1.600 aviones para hacer frente a la demanda. El país asiático entró a finales de 2001 en la OMC y es consciente de que la progresiva apertura va a endurecer la competencia. Por ello, ha dado la orden de despegue a la esperada reestructuración de la industria de aviación.

La fusión de las principales empresas del país en tres grupos lanzada hace una semana es un paso decisivo en la transformación del sector dentro del proceso de construcción de la 'economía socialista de mercado'. La compañía de bandera Air China se unirá con China Southwest Airlines y China National Aviation para crear una empresa que contará con unos activos de 57.300 millones de yuanes (6.900 millones de euros) y 118 aviones. El segundo, estará formado por China Eastern Airlines, Northwest Airlines y Yunnan Airlines, con unos activos de 47.300 millones de yuanes y 142 aparatos. La tercera agrupación, integrada por China Southern Airlines, China Northern Airlines y Xinjiang Airlines, tendrá activos de 50.100 millones de yuanes y 180 aviones. Las tres formaciones, que controlan el 80% del mercado y la mayoría de las rutas internacionales, se articulan en tres polos geográficos: Pekín, Shanghai y Guangdong.

Con este paso, las autoridades chinas pretenden crear grupos fuertes capaces de luchar en el mercado internacional y hacer frente a las aerolíneas extranjeras. Además, la Administración General de la Aviación Civil de China (CAAC, en sus siglas en inglés) cortará lazos económicos con las empresas para funcionar sólo como regulador.

Según Gao Hongfeng, subdirector de CAAC, la formación de los tres grupos permitirá hacer más competitiva a la industria. Casi 60 aerolíneas de 45 países ofrecen vuelos a 20 ciudades chinas. Para lograrlo, deberán resolver problemas estructurales, como el fuerte endeudamiento y la 'pobre gestión'. Además, habrán de llevar a cabo procesos de reestructuración, lo que significa despidos, es decir, paro. Un fenómeno que en China causa gran preocupación a las autoridades, conscientes de su potencial efecto de desestabilizador.

La reorganización facilitará, según Gao, la realización de futuras alianzas. China quiere impulsar la toma de participaciones de grupos extranjeros en sus aerolíneas, una política que según expertos de la embajada británica ofrece 'oportunidades muy interesantes para las empresas extranjeras'. Lufthansa, la línea aérea europea que más vuelos ofrece a China, considera 'muy positiva' la fusión, pues 'ayudará a elevar su rentabilidad y competitividad'. 'La consolidación abrirá las puertas y animará a acuerdos de cooperación o de inversión', asegura Peter Emmerich, responsable de Lufthansa en China.

El proceso abre la puerta a la salida a Bolsa fuera de las fronteras de Air China, una operación que ya se planteó en 1995, pero que se vio retrasada por la colocación de otras empresas aéreas, primero, y por la crisis asiática, después. Air China ha dicho alto y claro que quiere convertirse en una de las principales aerolíneas del mundo antes de 2010. Para entonces, habrá casi duplicado su flota, con más de 200 aviones.

Pero la reestructuración iniciado en los ochenta, cuando la gestión de las aerolíneas fue separada de la administración militar, no queda aquí. Aunque lejos de las 40 empresas que llegó a tener, aún quedan más de 20 en todo el territorio. 'El crecimiento, la entrada en la OMC y los Juegos Olímpicos de 2008 ofrecen tremendas oportunidades', dice Emmerich. Lejos queda el nacimiento de la aviación civil en China, cuando sobre sus cielos sólo volaban 12 pequeños aviones de pasajeros.

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