'Estamos en una recesión, pero el PC no ha muerto'
Craig Barrett, el cuarto presidente de la historia de Intel, calza los zapatos que él mismo compró a través de Internet. A sus 63 años, ha oído seis veces augurios que preveían la muerte del PC, y siempre ha podido comprobar que el ordenador resucitaba
Su caballo se llama Nasdaq, se conecta a diario a Internet y compra en línea todo el material para su pasatiempo favorito, la pesca con mosca. Para Craig Barrett, presidente de Intel desde 1997, la tecnología no es sólo un trabajo, sino una parte esencial de su vida. Estudió en Standford, universidad que nutre de mentes a todo el Silicon Valley, de la que hoy es profesor asociado, y desde 1974 forma parte de la plantilla del primer fabricante de microprocesadores del mundo. Quizás por eso ninguna de las noticias que lee en la prensa influye en su fe en la informática. 'La tecnología va a seguir avanzando', insiste, por mucho que se le recuerde la caída de la demanda tecnológica y los malos resultados de los principales jugadores del sector.
Pero los esfuerzos de Barrett por contagiar su optimismo al mercado se han visto ensombrecidos por los últimos resultados de Intel, que no se corresponden con el discurso del ejecutivo. Intel, con una facturación de 6.500 millones de euros en el tercer trimestre, no ha cumplido con las expectativas de los analistas y, como consecuencia, la Bolsa ha castigado a todo el sector de los semiconductores. Aunque Barrett ya advirtió que las ventas de PC no mejorarán hasta que no haya una recuperación económica. Mientras llega, Intel se concentra en la informática y su convergencia con las comunicaciones y se olvida de los negocios que inició con la euforia de la nueva economía.
Pregunta. ¿Ha dejado de ser el PC el centro del negocio de Intel?
Respuesta. En los últimos 10 años, el PC ha sido declarado muerto seis veces. Y ha resucitado en todas ellas. La bajada de la demanda de ordenadores se debe a la inversiones corporativas, no a la demanda de particulares. Creo que empezaremos a ver una mayor inversión en tecnologías y un crecimiento en la demanda de ordenadores en cuanto las economías de EE UU y Japón empiecen a recuperarse. Estamos en una recesión, no significa que el ordenador haya muerto, sino que las economías más fuertes están débiles.
P. Pero existe un esfuerzo por dar un mayor peso dentro de Intel a las comunicaciones, un área especialmente afectada por la crisis.
R. Las sobreinversiones de los últimos dos años para crear infraestructuras móviles y dotarlas de una mayor capacidad para la telefonía multimedia han debilitado mucho el negocio de las comunicaciones. No hay más que mirar a empresas como Alcatel, Lucent, Nortel o Ericsson, que están viviendo malos tiempos. Y éstas son nuestros clientes. Hoy es un mercado muy difícil, más incluso que el de los ordenadores. Pero este negocio está cambiando de carácter. Se está pasando de soluciones propietarias a estándares construidos en bloques. Quienes estén realizando esta transición tienen una gran oportunidad de éxito. Hoy, las comunicaciones representan un 20% de nuestras ventas, pero en el futuro crecerán más rápido que nuestro negocio principal de microprocesadores. Aunque todavía habrá que esperar, pues las telefónicas han congelado sus inversiones.
P. ¿Cuándo cree que volverán a invertir?
R. Eso es el juego de las adivinanzas. Las personas con las que he hablado comentan que no van a retomar sus inversiones en infraestructuras de telecomunicaciones hasta finales del año que viene o 2004.
P. ¿Por qué Intel no aprovecha su marca en áreas de consumo que están creciendo más que el PC?
R. Intel ve una clara convergencia entre la informática y las comunicaciones, y aquí es donde nos estamos centrando, pero también somos una empresa de consumo. La Xbox de Microsoft tiene nuestro procesador. Por otro lado, cada día hay más aparatos electrónicos, como las cámaras digitales con las que tomas fotos y conectas a tu PC, y si tuvieses una conexión inalámbrica se podrían enviar las imágenes sin cables a tu equipo o a tu televisor, si tuviese un descodificador. Estaremos más involucrados en el mercado de consumo en la medida que se vaya produciendo esta convergencia, pero no desde la perspectiva del entretenimiento, sino ofreciendo las soluciones informáticas y de comunicaciones.
P. Sin embargo, Intel llegó a lanzar su propia marca de reproductores MP3, microscopios digitales para niños...
R. Fue una campaña que hicimos hace tres años y que fue un éxito. Hoy se venden más cámaras digitales que analógicas, la gente se descarga música de Internet todos los días... Intentamos probar a la gente cómo usar el ordenador para hacer toda una serie de nuevas cosas, y creamos dispositivos. Pero hay mucha competencia en este terreno y nosotros no necesitamos estar en ese negocio, así que lo dejamos. Hoy estamos centrados en dos puntos: circuitos integrados y nuestro conocimiento en la informática digital y las arquitecturas de comunicaciones. Todo lo que hace Intel es una mezcla de estas dos áreas
P. ¿Cómo está preparando Intel su salto a la nanotecnología para la fabricación de sus procesadores?
R. Creo que se ha escrito demasiado sobre la magia que significa pasar de 101 nanometros a 99 nanometros, parece que es algo único, pero es sólo parte de un proceso que llevamos viviendo desde hace 40 años. Hoy nuestro proceso de fabricación está usando 130 nanometros y el año que viene trabajaremos con 90 nanometros, y esto ya se llama nanotecnología. No es nada más que un cambio de nombre.
P. ¿Por qué cree que fracasó el negocio de los centros de alojamiento de servidores de Intel?
R. Nosotros fuimos a ese negocio para ofrecer una servicio de gestión completo de alojamiento, y creo que teníamos la tecnología adecuada, pero la economía y la saturación del negocio de alojamiento debilitó el negocio. Había demasiada oferta, desaparecieron las puntocom y las empresas de telecomunicaciones se metieron en este negocio sólo para vender ancho de banda, y abarataron demasiado el servicio. Era difícil competir para quienes ofrecíamos alojamiento puro. Vimos que no lográbamos un retorno de nuestras inversiones y decidimos salir de este negocio.
P. ¿Qué lecciones ha aprendido del fenómeno de las puntocom?
R. Las puntocom vendían ideas tecnológicas, no pensaban en las necesidades de los clientes. Fue muy extraño porque un montón de gente inteligente en la prensa, en los negocios, en las finanzas, se dejó llevar. No se vende la tecnología, se venden soluciones. Muchas de estas puntocom se suponía que aplicaban tecnologías para hacer algo nuevo, pero sólo estaban vendiendo tecnología.
P. ¿Se ha enfriado la relación entre Intel y Microsoft desde que se inició el juicio antimonopolio?
R. Siempre hemos mantenido una relación muy cercana, especialmente en el área de los ordenadores de sobremesa. Pero Intel también tiene otros clientes como Palm o Symbian, que compiten con Microsoft. Y Microsoft también hay veces que trabaja con nuestros competidores, pero nuestra relación es igual de buena que lo ha sido siempre. Los problemas con el Departamento de Justicia no son de Intel. Pero las leyes de EE UU son muy claras cuando tienes una posición de peso en cualquier mercado. Las grandes compañía como Intel, Microsoft o Nokia tenemos que tener mucho cuidado en la forma de hacer negocios.