La división sindical hace fracasar el acuerdo sobre la fábrica de Bosch en Aranjuez
El futuro de la fábrica de Robert Bosch en Aranjuez (Madrid), con 370 empleados, vuelve a estar en el aire. El acuerdo entre el fabricante de componentes para el automóvil y el sindicato UGT para salvar la planta, amenazada de cierre, se ha roto.
El pacto era rechazado por CC OO, mayoritario en el centro, y fue abandonado por UGT tras una conflictiva asamblea en la que dos de sus dirigentes dicen haber sido agredidos por exaltados. Frustró el plan la división entre los dos sindicatos y en la misma UGT, cuyos representantes en el comité de empresa rechazaban el acuerdo.
Bosch exigió a su personal medidas de flexibilidad horaria y moderación salarial durante tres ejercicios para mantener abierto el centro, que produce piezas de plástico para vehículos. Aceptó UGT, pero cada trabajador podía adherirse o no al convenio de eficacia limitada y sólo lo hizo un 35% de la plantilla, entre ellos 90 aspirantes a la prejubilación. La empresa preveía trasladar a los demás empleados a centros del grupo en Andalucía, Cantabria y Navarra.
A la vista de la crispación en la plantilla, Antonio Ruiz Ocaña, secretario de automoción en UGT-MCA, comunicó a la empresa su retirada del convenio. 'Sólo sé que nunca se verá la firma de UGT en el cierre de esta fábrica', declaró ayer el sindicalista.
Fuentes de la dirección de Bosch señalaron su disposición a iniciar la negociación 'desde cero' para buscar una 'solución nueva'. La empresa amenazó en abril con cerrar la planta, pero luego hizo planes para mantener una producción similar con una plantilla reducida.
El presidente del comité de empresa, Eugenio Rincón, de CC OO, cree que sería asumible un esfuerzo en jornada y salarios sólo si se garantizan los empleos. Rincón pide que en caso de que la fábrica se venda -'como han intentado tres veces'- los trabajadores tengan opción de pasar a otros centros de Bosch. El grupo tiene en España nueve fábricas con 5.500 empleados.