Las empresas abandonan la dirección basada en objetivos y apuestan por nuevos valores
El punto de partida de toda organización empresarial ha sido fijarse unos objetivos y lograrlos. Es lo que se ha llamado dirección por objetivos. Una forma de desarrollar un proyecto empresarial que, sin embargo, adolece de limitaciones como generar cierta sensación de impotencia al establecer metas sobre las que no se tiene influencia o pretender demasiado ('les pido que vendan 20, así venden 10 porque si les pidiera 10, venderían 8').
Miguel Ángel Alcalá, responsable del área de estudios de Deloitte & Touche en su informe De la dirección por valores a la dirección por hábitos, propone un paso más allá de este tipo de dirección y una meta clara. Superada la dirección por objetivos y llegados a la dirección por valores, la meta será la dirección por hábitos.
Así, por ejemplo, señala Alcalá, siguiendo las tesis de Salvador García y Javier Fernández, el tipo de liderazgo en un modelo de dirección por objetivos genera una relación 'usuario-cliente'. Bajo un modelo de dirección por valores, la relación será 'cliente con criterio y libertad de elección'. Una vez en una dirección por hábitos se verá 'un cliente con formación y altas aspiraciones'.
Para Alcalá, la dirección por valores, algo que ya está en la boca de no pocos directivos, es un procedimiento de motivación empresarial que se propone promover valores que mejoren tanto la rentabilidad de la empresa como el grado de integración de los empleados. 'Asimilar valores no crea necesariamente líderes, pero sí les facilita diferenciarse de los meros gestores', afirma Alcalá. Por ejemplo, un directivo administra, un líder innova; un directivo copia, un líder crea; un directivo controla, un líder ofrece confianza.
Pero este tipo de dirección por valores también plantea problemas como la inercia o la ironía de quienes creen que nada puede cambiar. Así, la meta será la dirección por hábitos. Esto significa que los valores serán coherentes, explícitamente comunicados y creíbles. Deberán ser asumidos por los directivos y estar integrados en el hábito diario de la organización.