La rebaja de Caruana
El voluntarismo económico del Gobierno no parece convencer al gobernador del Banco de España. Jaime Caruana alabó ayer en el Congreso de los Diputados los esfuerzos del Ejecutivo por mantener la disciplina fiscal en los Presupuestos para 2003. Pero su cuadro de previsiones macroeconómicas difiere sensiblemente del utilizado por el Gobierno como base para elaborar dichos Presupuestos. Según los cálculos de Caruana, el crecimiento económico estará 'ligeramente por debajo' del 2% este año (frente al 2,2% previsto por el ministro Rodrigo Rato, tras dos revisiones a la baja) y 2,5% para 2003 (en lugar del 3% que se utilizó como base para elaborar los Presupuestos). La inflación a finales de 2002 'no se alejará mucho' del 3,6% interanual de agosto, con lo cual seguirá duplicando la media de la zona euro. Al gobernador le preocupan, además, la persistente caída de la formación bruta de capital y el creciente endeudamiento de las familias.
En cuanto a la última reforma del IRPF, presentada por el Gobierno como herramienta fundamental para impulsar el crecimiento económico, Caruana advierte que puede no resultar tan efectiva como la anterior, ahora que la economía crece a menor ritmo. Sin embargo, el Ejecutivo insiste en que dicha reforma impulsará el PIB en medio punto porcentual, dando con ello un importante empujón a los ingresos tributarios.
El secretario de Estado de Hacienda, Estanislao Rodríguez-Ponga, aseguró ayer que la reforma aportará ingresos por valor de 549 millones de euros, sobre todo en forma de mayor consumo inducido. Con lo cual su coste neto quedaría reducido a 2.451 millones de euros. El gobernador no llega a cuestionar las previsiones de ingresos fiscales que baraja el Gobierno (un 5,5% más de recaudación tributaria, incluyendo un incremento del 7% en el impuesto de sociedades, a pesar de que los beneficios de las empresas no cesan de mermar). Sin embargo, Caruana sí dijo que, si se confirman las previsiones de menor crecimiento, podría aparecer 'un modesto déficit' en 2003.
Un aviso a navegantes que se produce justo cuando Rodrigo Rato defiende en Bruselas a capa y espada el equilibrio presupuestario ante los socios de la zona euro. Algunos países como Francia no están dispuestos a dejar que sus economías permanezcan estancadas durante meses en aras de un rigor fiscal que ahora ya no consideran irrenunciable. Dentro de nuestras propias fronteras, varias comunidades autónomas también han empezado a cuestionar el equilibrio fiscal forzoso en tiempos de vacas flacas.
La intervención del gobernador del Banco de España ante la Comisión de Presupuestos del Congreso ha puesto en evidencia lo que muchos ya habían denunciado: que el castillo de naipes presupuestario diseñado por el Gobierno es frágil y adolece de poca credibilidad.