El peso que se le otorga a la guerra
Los acuerdos de Viena, si bien algunos de ellos intangibles, sobre el enfrentamiento Estados Unidos e Irak animaron las Bolsas estadounidenses en la recta final del martes, ya con los mercados europeos cerrados. La percepción generalizada de que se aleja lo que hasta ahora era el estallido inminente de la guerra ha animado a inversores, analistas y especuladores.
Apuntaba ayer un observador que lo importante es la reacción, el alivio, de los mercados financieros más que las dudas, esa incredulidad manifestada por muchos participantes en el mercado, sobre el respeto de los acuerdos. O lo que es lo mismo, hay multitud de analistas e inversores que mantienen su apuesta por la guerra.
Las reacciones de los mercados, en cualquier caso, no admiten dudas, porque se cuantifican cada día. Se trata ahora, dicen los gestores más dinámicos, de calcular el impacto negativo que sobre los mercados de acciones ha tenido la amenaza de la guerra y, por derivación, cuál es el potencial de mejora de los índices si se aleja en el tiempo el conflicto, incluso si por fortuna no ha lugar.
Cálculos basados tanto en el estado de ánimo de los inversores (sobrerreacciones emotivas y caídas de los niveles de confianza) como en el coste exacto de la contienda hipotética son imposibles de cuantificar. Hay analistas, no obstante, que se atreven con todo, como en su día calcularon el potencial de mejora, por ejemplo, de las telecos y de los valores de la nueva economía. Analistas que consideran que la losa de la expectativa de la guerra ha supuesto, por sí misma, una caída del 15%.
Si se da por bueno este porcentaje, el potencial alcista del mercado estaría en el entorno del 10% por la menor tensión prebélica. Los expertos recuerdan, ahora bien, que hay otros asuntos que influyen en el proceso de formación de los precios en la Bolsa, como los resultados.