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Reclamación

Pujol pide más competencias para que CiU apoye al Gobierno futuro

Tras 22 años al frente del Gobierno catalán, Jordi Pujol afrontó su último debate de política general como se esperaba, marcando distancias con el PP y marcando las pautas de la herencia política que en el futuro deberá administrar su sucesor, Artur Mas.

En su intervención inicial, Pujol hizo balance de su mandato y, pese a reconocer que la colaboración con el PP ha dado algunos frutos, como el acuerdo de financiación autonómica, acusó al Gobierno de haber desaprovechado una 'oportunidad histórica' y haber perdido credibilidad. Según el presidente catalán, al negarse a transferir competencias pendientes, 'es el Gobierno, y no la Generalitat, quien atenta contra la lealtad constitucional'.

'Para hacer el país que queremos necesitamos más autogobierno', insistió Pujol, 'y en estos momentos la política del Gobierno central, a menudo con acompañamiento socialista, va en la dirección contraria', sentenció. Por esta razón, y aunque CiU ha colaborado tradicionalmente con el Ejecutivo Aznar, esta disponibilidad estará condicionada a que se produzca 'un cambio radical en la política autonómica del Gobierno central, sea el que sea'.

En su opinión, si en la próxima legislatura se mantiene la actual orientación, será evidente que las 'bases sobre las que se hizo la transición en el tema autonómico habrán dejado de existir'.

Pujol aseguró lamentar personalmente haber formulado esta reflexión, teniendo en cuenta que participó en la construcción del actual Estado de las autonomías, 'con la esperanza de que proporcionaría una situación que haría cómoda la pertenencia de Cataluña dentro del Estado', al considerarla una realidad diferenciada políticamente dentro de España.

Pujol no mencionó las últimas reivindicaciones del lendakari vasco, Juan José Ibarretxe, y se limitó a constatar que CiU siempre ha defendido un esfuerzo de diálogo con el nacionalismo democrático vasco, compatibilizándolo con el rechazo del terrorismo.

También añadió que el conflicto vasco repercute negativamente en la política de todo el Estado. Lamentó, en este sentido, que CiU negocia muchas cuestiones con el Gobierno central, pero es marginado de las grandes cuestiones de calado político.

Sus 22 años de Gobierno arrojan, según Pujol, el balance de un 'progreso formidable', cuyo mérito compartió con otras instituciones y la sociedad catalana.

En un discurso exento de autocrítica, el presidente catalán aseguró que el proyecto de CiU sigue siendo 'bueno' para Cataluña hasta el año 2010. La mejora del Estado del Bienestar será, según Pujol, uno de los ejes de este proyecto, que pasa también por el crecimiento económico y la potenciación de la cultura y la identidad catalanas. En este sentido, Pujol reclamó al Gobierno que reduzca los flujos de inmigrantes y solicite más visados.

El presidente del PP catalán, Alberto Fernández Díaz, interpretó el discurso de Pujol como una consecuencia del 'síndrome de Pere Esteve', que la semana pasada anunció su marcha del partido. El líder de los populares catalanes consideró un error el sesgo nacionalista que imprimió Pujol a su intervención y lamentó su escaso 'sentido social'.

Para el portavoz del grupo socialista, Joaquim Nadal, la intervención de Pujol fue 'la certificación nostálgica de un fracaso', preludio del programa que el próximo 21 de octubre expondrá Artur Mas. El secretario general de ERC, Josep Lluís Carod Rovira, reprochó a Pujol sus críticas al PP cuando 'desde hace siete años es el único partido con el que se entiende'.

En nombre de IC-v, Rafael Ribó realizó un llamamiento al resto de las formaciones políticas, que hoy intervendrán en la Cámara, a 'subir el listón' del debate tras un discurso inicial 'sin autocrítica'.

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