Pemex, la gran lección
Después de una intensa semana de confrontaciones (...), y negociaciones, las aguas empiezan a regresar a su nivel (...). No han sido asuntos laborales ni principios morales los que han estado a debate. El conflicto se dio en torno al poder. El Gobierno asumió el control. Se adelantó el inicio de la campaña de 2003, lo que dificultará los acuerdos para avanzar en las reformas económicas y políticas. La guerra contra la corrupción tiene el apoyo general (...).
Pemex surgió esplendoroso como lo que es: el corazón, el motor, el baluarte del pasado reciente, del presente y del futuro de México. Hasta el martes 24, los días de la confrontación avanzaban entre amenazas de huelga y cárcel, alianzas y rompimientos. Ese día se hizo evidente que el Gobierno tenía el control (...). Las cosas se despejarán el 2 de octubre mañana. Pero se pueden hacer algunas predicciones: No habrá huelga (...). Continuará y se reforzará la lucha contra la corrupción (...). Y quizá lo más importante, los mexicanos entenderán lo que significa para su estabilidad, crecimiento e independencia, esa gran empresa (...) que es Pemex (...) que continúa imperturbable, como una de las más productivas y sólidas del mundo. Ni la maledicencia, ni el acoso internacional, ni los abusos han podido acabar con la inmensa capacidad de Pemex (...). Necesita libertad para crecer y autonomía de gestión.