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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Del déficit cero al realismo

La Comisión Europea retrasó ayer dos años, hasta 2006, el objetivo de equilibrio fiscal para la zona euro. De paso alertó sobre el riesgo de que los tres grandes de la zona euro, Alemania, Francia e Italia, violen el límite del 3% de déficit público fijado por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento desde 1997. Al mismo tiempo, el comisario europeo de Economía, Pedro Solbes, añadió gotas de flexibilización al pacto, lo que su departamento define como 'ejercicio de realismo' para supeditar cualquier objetivo presupuestario. Son tres trascendentales novedades sólo dos días después de las elecciones generales en Alemania, que han dado continuidad al Gobierno rojiverde.

La Unión Europea ha permanecido meses al ralentí a la espera de Alemania. Desde el 29 de abril, cuando el canciller Gerhard Schröder aleccionó en una cena a las afueras de Bruselas al presidente Romano Prodi y a sus principales comisarios, la actividad comunitaria rozó un peligroso estancamiento. La ampliación y las reformas agrícola y pesquera no han avanzado, la directiva de opas aguarda en un cajón, el debate sobre la reinterpretación del Pacto de Estabilidad no superó la discusión bizantina. La decisión de ayer prueba que se reanuda la actividad. Falta que el vehículo comunitario avance por la senda de la integración política y se aleje de tentadores desvíos nacionalistas.

Este ejercicio de realismo político de la Comisión Europea en la interpretación del Pacto de Estabilidad puede ser un punto de partida. El empecinamiento en objetivos, como el déficit cero, que no encajan con la coyuntura no mostraba fortaleza de las autoridades, sino ceguera. Los mercados de divisas han descontado o asimilado los coqueteos de Alemania con el límite del 3% y la fluctuación del euro parece depender más de las expectativas sobre la divisa estadounidense. Bruselas se limita ahora a convertir en norma para todos las condiciones que Alemania y Francia impusieron este año para cumplir los objetivos de sus programas de estabilidad (crecimiento del 2,5% y del 3%, respectivamente). La Comisión distingue de modo explícito el caso de Portugal y no duda en atribuir la responsabilidad del excesivo déficit al Gobierno del socialista António Guterres. Los ministros de Economía darán previsiblemente directrices estrictas al nuevo Gobierno de Duräo Barroso.

El primer bache económico en la zona euro ha servido para demostrar que la imbricación de las políticas presupuestarias de los Doce ha alcanzado un grado que revela la dimensión integradora de la moneda única. Compartir política monetaria y divisa obliga a una convivencia basada en normas tan estrictas como flexibles. El equilibrio entre ambas virtudes es mucho más inaplazable que el presupuestario. Los que, como España, se han adelantado a cumplir, se encuentran ahora con un nuevo escenario, eso sí, con los deberes hechos, lo que deberá impulsar un crecimiento más sano cuando llegue la recuperación. Mientras tanto, no sería descabellado aflojar algún grado el dogal del gasto.

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