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Coyuntura

Los indicadores adelantados muestran que el crecimiento en EE UU será lento

Con los indicadores adelantados en la mano, el Conference Board cree que 2002 no va ser el año en el que se supere totalmente la crisis. La caída de la confianza de los consumidores (a pesar de que éstos continúen gastando), el aumento de las demandas de protección por desempleo, la reciente evidencia de que se están construyendo menos viviendas y las perspectivas de inestabilidad que se barajan, con una posible guerra en Irak, está dejando un rastro de malos datos que complican la evolución económica.

La caída de los indicadores adelantados en agosto es la tercera consecutiva del año, aunque el Conference Board ha revisado al alza la estadística de julio de una caída del 0,4% a una del 0,1%. Es la primera vez desde el periodo octubre-diciembre de 2000 que se registran datos negativos en tres meses consecutivos. 'El riesgo es que esta recuperación, que no hace más que ralentizarse, se pare porque se agote la fuerza del consumo', afirma Ken Goldstein, uno de los economistas que elabora este informe.

A estas alturas de año ya se habla de 2003 como el año en el que la economía dará el gran salto. De momento, la caída de los mercados no deja demasiado margen para el optimismo y la inversión de las empresas continúa parada. El último indicador de Blue Chips indicaba que tras el crecimiento del 1,1% del PIB en el segundo trimestre, la economía estadounidense se estaría expandiendo un 2,7% en este tercer trimestre.

Aunque algunos analistas mantienen un mayor optimismo que el mostrado por el Conference Board, ya nadie habla de crecimientos del 3,5% y el 4% como a principios de año.

O'Neill, optimista

El secretario del Tesoro, Paul O'Neill, dijo ayer en una conferencia en Lexington (Kentucky) que los últimos indicadores conocidos no son tan malos como parece. Con la vista puesta en los pocos datos positivos que se han registrado en el último mes, por ejemplo, la venta de coches, O'Neill se atrevió a pronosticar un crecimiento del 3% o el 3,5% para este año.

De todas maneras, el mejor termómetro, y el que más repercusiones tiene a todos los efectos, es el dictamen que hará hoy la Reserva Federal en una reunión de la que se espera se mantengan los tipos de interés en el 1,75% actual.

La Reserva Federal, presidida por Alan Greenspan, está sometida a una gran presión y se ha especulado en los últimos meses sobre una nueva rebaja de tipos. No obstante, la mayor parte de los analistas se inclinan más por una subida del precio del dinero en 2003 y una política de esperar y ver hasta entonces. Y es que, aunque lentamente, la economía sigue creciendo, y la Reserva Federal quiere tiempo para que hagan efecto las rebajas previas.

El director del FMI, Horst Köhler, ya dijo la semana pasada que hay que dar tiempo a que den resultado las rebajas del precio del dinero, que tras 11 consecutivas desde enero de 2001, han dejado los tipos en EE UU en su nivel más bajo en 40 años.

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