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La Bolsa de Nueva York busca un refugio nuclear

La Bolsa de Nueva York (NYSE) busca un segundo recinto de operaciones fuera de la ciudad para garantizar que el mayor mercado de valores del mundo siga funcionando en el caso de un ataque nuclear, según ha reconocido su presidente Richard Grasso. La Bolsa -que tras los atentados terroristas del 11 de septiembre abandonó los planes de ampliación frente a su edificio en Wall Street- estableció que 40 kilómetros de distancia desde su actual sede en Manhattan es lo más lejos que podría construirse el centro de operaciones. Pero tal distancia podría ser insuficiente.

Varias compañías, como Morgan Stanley, planearon trasladar parte de sus recursos fuera de la ciudad después de los ataques al World Trade Center y al Pentágono, que obligaron al cierre de la Bolsa de Nueva York y de otros mercados estadounidenses durante cuatro días.

No obstante, las posibilidades de los terroristas a la hora de construir una bomba nuclear serían 'enormemente difíciles', de acuerdo con un artículo de Brookings Review. Ello forzaría la introducción en la ciudad, a través del contrabando, de un dispositivo nuclear, lo que se llama una bomba sucia, explosivo común con material radiactivo.

Los funcionarios del mercado 'son muy conscientes de la seguridad e intentan procesar las amenazas contra ellos', comentó Daniel Doctoroff, alcalde adjunto de Nueva York para el desarrollo económico.

La decisión de la Bolsa de dividir su recinto bursátil en dos, de modo que la mitad de sus operaciones diarias se lleven a cabo en una ubicación y la otra mitad en la otra, emana de una necesidad de proteger el conocimiento de sus especialistas. A diferencia del Nasdaq Stock Market, que está descentralizado y cuyos operadores se encuentran repartidos por todo Estados Unidos, los negocios de la Bolsa están todos en un solo lugar, su recinto. Un ataque terrorista que barriera el edificio mientras los operadores estuvieran allí dejaría fuera de combate a la más antigua Bolsa estadounidense.

Los ejecutivos de la Gran Pizarra negocian con las autoridades municipales la construcción de la Bolsa en uno de los cinco barrios neoyorquinos. Grasso aseguró que el nuevo centro de operaciones podría ser subterráneo, lo que limitaría sus posibilidades de ubicación. También podría abarcar recursos que permitieran a los empleados permanecer en las instalaciones durante varios días, añadió.

La ciudad y el Estado de Nueva York acordaron en 1998 suministrar a la Bolsa ayuda por importe de 1.600 millones de dólares (una cifra similar en euros) para su nuevo local, inicialmente previsto frente a la sede de Wall Street, 11. Como la recaudación de impuestos se contrajo a medida que Wall Street eliminaba puestos de trabajo, la ciudad de Nueva York afronta un déficit presupuestario hasta de 5.000 millones en el año fiscal 2004, que se inicia en julio próximo.

En mayo, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, aseguró que la ciudad no podía permitirse los subsidios previamente comprometidos, con lo que hay que buscar soluciones.

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