La debilidad de la economía alemana crea incertidumbre
La actual incertidumbre internacional nos obliga a ser cautos a la hora de prever cuándo se producirá la recuperación económica alemana. En el segundo semestre de 2001 la economía alemana entró oficialmente en recesión técnica, provocada, principalmente, por una contracción de la inversión y una fuerte moderación del consumo privado. Las tasas de crecimiento intertrimestral volvieron a ser positivas en 2002, pero la economía alemana continúa sin mostrar signos contundentes de recuperación.
La inestabilidad del entorno internacional aumenta la importancia relativa de la demanda interna en la previsión del crecimiento para el país. Recientemente han aparecido algunos indicios positivos por el lado de la actividad: en el primer semestre la inversión en equipos ha ralentizado su caída y algunos indicadores mensuales (producción industrial o cartera de pedidos) mostraron en julio leves mejorías.
Sin embargo, se mantienen dudas para otros componentes de actividad y demanda: la inversión en construcción continúa la mala evolución del pasado año y no hay señales de mejoría y, lo más importante, el consumo privado sigue sin recuperarse. Tras haber contribuido negativamente al crecimiento del PIB en el primer (-0,3%) y segundo trimestres (-0,7%), los indicadores mensuales siguen relativamente débiles. Las ventas al por menor continúan cayendo y la confianza del consumidor se mantiene en valores muy bajos.
Desde el segundo trimestre de 2001, el sector exterior ha resultado decisivo para procurar un crecimiento interanual del PIB positivo. Su aportación al crecimiento se ha basado fundamentalmente en la debilidad de las importaciones, que previsiblemente continuará durante 2002 por la moderada demanda interna.
Sin embargo, la incertidumbre del actual entorno económico hace difícil ofrecer una previsión fiable de crecimiento para las exportaciones. æpermil;stas se verán condicionadas por la evolución del precio del petróleo, la recuperación económica estadounidense y la evolución de los principales socios comerciales europeos. Así, prevemos un crecimiento en el entorno del 0,4% en 2002 y un 1% en 2003. Si se cumplieran los malos augurios sobre la economía americana, el próximo año sería aún más pobre. Pero no somos tan pesimistas.
Nuevo repunte de la inflación en el ámbito internacional
En Estados Unidos los precios de agosto cumplieron con nuestras previsiones. La inflación interanual repuntó dos décimas respecto del nivel de julio, alcanzando un 1,7%, y la inflación subyacente se elevó una décima hasta el 2,4%. Estos datos son consistentes con un crecimiento anual del 1,5% para el índice general y un 2,5% para el subyacente. Los precios de producción y de las importaciones mantuvieron la tendencia bajista, aunque cayendo a ritmo algo menor, debido a los menores descensos de los precios energéticos.
En agosto, la inflación interanual de la eurozona repuntó dos décimas, hasta un 2,1%, rebasándose de nuevo el objetivo de inflación del BCE tras el respiro de junio y julio.
El índice general estuvo en línea con la previsión, pero ello esconde un comportamiento heterogéneo por componentes. Los bienes industriales siguieron encareciéndose menos de lo esperado, mientras que los servicios registraron una inflación superior a la prevista. Este es el principal causante de la resistencia a la baja de la inflación subyacente, situada en el 2,6% desde principio de año (seis décimas superior a la media de 2001). Esto, unido al final del proceso de abaratamiento energético (por la elevación del precio del petróleo), hace previsible que la tasa de inflación continúe por encima del 2,0% en los próximos meses.
Las exportaciones estadounidenses sorprendieron favorablemente en julio, creciendo un 1,2% interanual (la primera variación interanual positiva desde marzo de 2001). Las importaciones también fueron mejores de lo previsto, creciendo un 4,2% interanual. El mayor dinamismo de las exportaciones permitió una reducción del déficit comercial de un 6%.
El índice de producción industrial (IPI) francés creció en julio algo menos de lo esperado. No obstante, la desviación negativa se debió fundamentalmente a la componente alimenticia, mientras que la producción manufacturera sorprendió favorablemente.
En Brasil, la actividad industrial de julio quedó por debajo de lo esperado: aunque el crecimiento interanual fue del 2,5%, esta cifra está inflada por los bajos niveles de producción de 2001 resultantes de los cortes de suministro eléctrico.
Desgaste del sector industrial estadounidense
En los meses estivales el sector industrial americano se ha debilitado ligeramente. La producción ha moderado su crecimiento y el empleo ha caído a un ritmo mayor al de meses anteriores, todo ello en un contexto de empeoramiento de las expectativas de los empresarios. Estos datos han despertado ciertos temores a una doble recesión industrial. Pero una lectura detallada de los datos de IPI americano refleja que no hay razones de peso para mantener una visión tan pesimista. Aunque en agosto el IPI ha caído ligeramente en tasa intermensual, el balance en julio y agosto ha sido netamente positivo manteniéndose la tendencia de recuperación. También respecto a 2001 el IPI ha mostrado una tendencia alcista. La suave caída producida en agosto puede reflejar el pesimismo de los empresarios. Sin embargo, los indicadores de demanda, consumo especialmente, se han comportado bien en los últimos meses y también lo han hecho los pedidos de manufacturas. Esto es esperanzador para la evolución de la producción en los próximos trimestres.