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Revista de Prensa

Hay daños que son irreparables

Buenos Aires Económico (Marcelo Longobardi), Buenos Aires; El Universal (Manuel Camacho Solís), México; Financial Times, Londres

Se confirmó que Anoop Singh del FMI finalmente no vendrá a la Argentina, y que no se sabe si lo hará una misión del FMI. Y Paul O'Neill dijo: 'O le damos a la Argentina préstamos sin garantías, o la arrojamos al precipicio'. Y ciertamente préstamos sin garantías no hay (...).

Está el fallo que dictó la Cámara sobre la inconstitucionalidad de la pesificación establecida en el mes de enero (...). El Gobierno va a apelar este fallo, y el asunto va a llegar a la Corte y ésta deberá resolver si efectivamente hay que redolarizar los depósitos o no (...). Detrás de todo esto, la verdadera razón es el juicio político a la Corte Suprema (...).

El Gobierno dice, y lo confirma el Dr. Lavagna, que este fallo precipita el caos económico en la Argentina. Y el Dr. Cavallo plantea que el temor por la despesificación es injustificado. Que no solamente esto va a reconstituir los derechos vulnerados, sino que también va a hacer bajar el dólar. Y que por lo tanto este es el principio del camino al crecimiento. Ahora, también era injustificado el temor por el corralito, según Cavallo, en noviembre del año pasado..., finalmente fue una tragedia.

Esto no tiene arreglo. Hay daños que son ciertamente irreparables. Lo que (...) queda planteado como debate es si el daño hecho por la pesificación asimétrica, la devaluación, el corralón y el default, todos juntos, es reparable.

Un viejo binomio llega a su fin en México

Los sindicatos están irrumpiendo en la política. Las razones de su movilización son diversas, pero su acción mete presión a las autoridades y puede modificar el cuadro político inmediato y los desenlaces de las iniciativas del Gobierno. Así sea a la defensiva, los sindicatos se están convirtiendo en actores políticos de primer orden.

Hasta este momento la política laboral estaba concentrada en mantener la tranquilidad mediante el respeto al statu quo del arreglo entre cúpulas empresariales y sindicales. Más allá, el objetivo era sacar adelante la reforma laboral. Esa situación está cambiando. El movimiento sindical es un obstáculo adicional a vencer para sacar adelante las reformas liberalizadoras que en este y en otros campos tiene agendadas el Gobierno. El binomio liberalización económica-sindicalismo leal está llegando a sus límites (...).

Los dos puntos de mayor relevancia hoy son el sindicato de petroleros y el Mexicano de Electricistas (SME). Resolver el problema de cada uno (...) no va a ser fácil. En el sindicato de petroleros son tantos los intereses que se cruzan que difícilmente aceptarán desmovilizarse. En el SME, su oposición a la reforma eléctrica que propone el Gobierno es completa. No se desmovilizarán. Si a estos dos movimientos se llegan a agregar otros, menos aún. El Gobierno está en una posición difícil y no parece tener otra estrategia más que la de bajarle volumen a la inconformidad que hay en los sindicatos y subírselo a la difusión de su imagen en los medios de comunicación. Para conservar la popularidad y la imagen de tranquilidad: minimizar los problemas y desviar la atención. La pregunta es si eso será suficiente. La respuesta es que no.

Diez años después de la expulsión de la libra

Ayer hizo diez años del Miércoles Negro en que la libra esterlina fue forzada a abandonar el Sistema Monetario Europeo SME. Fue el día más traumático de la historia política reciente de Gran Bretaña y todavía se proyecta su sombra mientras el Gobierno de Tony Blair se prepara para decidir si convoca o no un referéndum sobre el euro (...).

La humillación permanece viva (...). Los tipos de interés se elevaron al 15% y se gastaron 14.500 millones de libras de reservas oficiales (...). Fue un episodio desgraciado (...). Las lecciones que se extraen para el actual debate son exageradas (...). Las condiciones económicas son diferentes, y una moneda única no es lo mismo que un régimen de tipo de cambios con bandas. Hay un serio debate sobre si la convergencia de la economía británica con la eurozona es suficiente como para que la adhesión sea beneficiosa. Pero se trata de una discusión a partir de las condiciones actuales, no de crónicas distorsionadas del pasado.

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