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La beca Erasmus alcanza el millón de estudiantes

Otros 120.000 estudiantes europeos se sumarán este curso a la larga lista de los que, desde 1987, han continuado la carrera universitaria en un país distinto al de su residencia habitual. Erasmus, el programa de intercambio de la UE, en el que también participan 15 países extracomunitarios, arrancó con 3.000 pioneros hace 15 años y llegará este octubre al estudiante un millón.

La comisaria europea de Educación, la luxemburguesa Viviane Reding, prometió ayer, en la presentación de los actos de celebración, 'dar un paso adelante' para potenciar los intercambios. '120.000 estudiantes al año está bien, pero no es suficiente'. La comisaria aspira a llegar a los dos millones de becarios antes de que concluya la década, lo que supone superar la media de 140.00 erasmus los próximos siete cursos.

La casualidad ha querido que la barrera del millón coincida con el estreno en cines de la coproducción franco-española L'Auberge espagnole. El filme, del director Cédric Klapisch, que ayer compareció junto a Reding, retrata las peripecias de un erasmus en Barcelona. El título ironiza sobre la mezcla de casa de la Troya y torre de Babel en la convivencia de estudiantes de diferente procedencia lingüística y cultural en un medio ajeno a todos.

A pesar de las dificultades, en la vida real, la mayoría de los protagonistas del programa de intercambio no sólo afirman que repetirían, sino que los estudios de la Comisión Europea confirman que, a menudo, su vida laboral arranca gracias a la beca. Uno de cada tres erasmus recibe una oferta de trabajo en el extranjero. Y la mitad de los que aceptan se quedan en el país donde disfrutaron de la beca. La experiencia de vivir en un medio diferente al habitual y el dominio que se obtiene de otra lengua figuran entre las razones aducidas por las empresas para contratarlos.

Klapisch, que se ha empapado de las vivencias estudiantiles para dirigir su historia, no duda que 'las Erasmus han producido una nueva generación de europeos'. Entre ellos, la savia española (16.000 estudiantes cada año) es de las más conspicuas, sólo superada por la francesa (17.000). En España, la selección se basa normalmente en el currículum académico y los conocimientos lingüísticos del aspirante.

El papeleo para acceder a la beca es uno de los ritos iniciáticos más desagradables que debe superar el erasmus, como refleja la película. Pero los largos meses de intercambio también deparan tantos buenos recuerdos que los becarios, los de fuera de la pantalla, apodan el programa como orgasmus.

Los estudiante reciben una ayuda comunitaria a todas luces insuficiente (160 euros al mes), pero obtienen el reconocimiento automático en la universidad de origen de las asignaturas aprobadas y facilidades para residir en el país que se visita.

Reding admite las carencias, pero recuerda que 'la ayuda comunitaria debe ser un complemento a la nacional'. De momento, fiel a la tradición burocrática de Bruselas, promete celebrar el aniversario con la expedición de un pasaporte erasmus que reconozca los derechos del estudiante transfronterizo. Otro papel para la maleta.

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