Estudios para ascender en la empresa
Se necesitan gestores. Por ello, los másteres y cursos de posgrado son requisito indispensable para acceder a buenos puestos dentro de las compañías
Se han convertido en requisito indispensable para acceder a un buen puesto de trabajo. Cada vez más. Los másteres, sobre todo el de Administración y Dirección de Empresas, y los cursos de posgrado son un pasaporte para ascender dentro de la empresa. Los expertos apuntan a que se forma al gestor no sólo desde el punto de vista teórico, sino que se contribuye a desarrollar otro tipo de capacidades más bien prácticas, como el trabajo en equipo, una visión global del negocio o la posibilidad de desarrollar nuevas estrategias. Según la directora de la consultora especializada en formación y empleo Círculo de Progreso, María Benjumea, la valoración por tener un máster es cada vez mayor. Más del 4,5% de las ofertas de empleo cualificado valora de manera explícita la formación de posgrado. Hace tan sólo dos años esta valoración apenas alcanzaba el 2%. En el caso del Máster en Administración y Dirección de Empresas, éste es demandado por el 52% de las ofertas que requieren un programa de posgrado. Sin embargo, hace un año este porcentaje era muy superior, ascendía al 72%.
'Aunque ha crecido la demanda de este tipo de formación en todas las categorías profesionales y para todos los niveles de experiencia en el último año, esta demanda se concentra en los puestos que implican mayor experiencia', explica Benjumea. Así, el 10,53% de las ofertas que valoran los cursos de posgrado se dirige a la categoría de dirección, mientras que este porcentaje desciende al 1,32% en el caso de los empleados. Por intervalos de experiencia, son aquellos candidatos que tienen entre cuatro y cinco años de experiencia laboral los que acaparan el mayor número de ofertas que requieren un curso de posgrado. En cuanto a los máster más solicitados, el de Administración y Dirección de Empresas continúa siendo la estrella de la oferta.
Y son los altos directivos, con posibilidades, los que deciden seguir estudiando. 'Los presidentes de las grandes empresas hace tiempo que olvidaron las clases, sólo los que aspiran a ello, los que tienen la potencialidad para llegar a serlo, deciden embarcarse en un Executive', explica Carlos Gallucci, director de Executive Education, la división de Esade dedicada a la formación de altos directivos.
Por cada plaza de alta dirección que una escuela de negocios saca al mercado, hay cinco ejecutivos que pasan a engrosar la lista de espera
Las empresas ofrecen a sus directivos la posibilidad de realizar un máster o curso de posgrado como herramienta retributiva
Xavier Argenté, hoy director general de Caprabo y antes presidente de Bimbo, comparte esta opinión. Ingeniero industrial y diplomado en Empresariales, en su día realizó un Máster en Administración y Dirección de Empresas en esta escuela de negocios para dar el salto a la dirección de empresas, hoy lo que busca es 'compartir experiencias con otros empresarios, y preferiblemente en foros internacionales'. Para ellos, el Instituto de Empresa tiene un proyecto especial, el Senior Management Program. Los alumnos llevan escrito en su tarjeta de visita las palabras consejero, consejero delegado o presidente.
Los aspirantes a ocupar uno de estos cargos se cuentan hoy por miles en España: por cada plaza de alta dirección que una escuela de negocios saca al mercado, hay cinco ejecutivos que pasan a engordar la lista de espera. Son profesionales que sueñan con ser alumnos de los llamados cursos abiertos. Las escuelas exploran las necesidades de formación -Esade, por ejemplo, tiene un programa dedicado exclusivamente a formar a gerentes de ONG- y diseñan cursos generalistas donde ejecutivos de los más diversos sectores intercambian conocimientos. Pero no sólo eso. José Antonio Puente Caballero, presidente de IEDE, opina que los cursos para directivos 'no sólo deben aportar las herramientas gerenciales necesarias para dar órdenes, sino que también deben colaborar en formar empresarios responsables, honestos y comprometidos con la sociedad, capaces de crear riqueza y bienestar'. pasa a la página siguiente
La excelencia es desde hace tiempo el principal requisito de acceso. Los cinco años de experiencia que se exige para realizar un Máster en Administración y Dirección de Empresas, el máster clásico, se convierten en estos casos en siete, ocho e incluso 10 años de dedicación en un puesto de responsabilidad. El Instituto de Empresa, una de las escuelas de negocio más prestigiosas de Madrid, pide a los aspirantes que hayan desarrollado su labor en cargos directivos al menos durante los últimos tres años y que la trayectoria profesional haya sido ascendente', explica Miguel Costa, director de Admisiones y Marketing del Instituto de Empresa.
El año pasado, Esade formó a 3.344 directivos, de los que el 80% eran españoles. En el madrileño Instituto de Empresas el número de plazas es más limitado. Solo trescientas para los cursos abiertos, aunque se presentaron a la entrevista 1.500 directivos. También impartió clases a otros 200 directivos bajo la fórmula del convenio con empresa. El prestigio internacional de estas escuelas de negocios ha llevado a que entre un 20% y un 30 % de los alumnos sean extranjeros.
¿Por qué ha aumentado tanto la demanda? Una economía global y cambiante que exige, en muchas ocasiones, una nueva interpretación del mundo, y la obligación de adornar el currículum, explican en parte esta demanda. Pero hay más razones.
Lo cierto es que las empresas están utilizando esta vía para retribuir a sus directivos. 'Es un salario indirecto', explica Costa. 'Y una manera de retener el talento, al menos durante unos años', resume Gallucci. Lo habitual es que el 60% del curso lo financie la compañía y el 40% restante el directivo.
Si la demanda es tanta ¿por qué no aumenta la oferta? Miguel Costa asegura que 'ésta es la manera de garantizar que accedan a las plazas sólo los más cualificados'. Para el Instituto de Empresa, que utiliza como método de aprendizaje el caso, da una importancia decisiva a las notas como forma de distinguir 'a los que trabajan de los que no lo hacen'. En Esade, 'las barreras están a la entrada, no a la salida', explica Gallucci.
Esta premisa -la de la excelencia académica y profesional- marca la trayectoria de las grandes escuelas de negocios. 'Se trata de elegir a los mejores para que luego los mejores nos elijan a nosotros', resume Gallucci.
De su experiencia habla Jordi Constans, de 38 años, director general de Danone, que ha pasado por Esade y por el IESE. 'Estos estudios me han reportado dos ventajas. La primera, autoconocimiento, y es curioso que no tiene nada que ver con la empresa, pero es la base de todo. Conocerte a ti mismo es el primer paso para mejorar'. En segundo lugar, el trabajo en equipo, 'me ayudó a trabajar con personas con el mismo objetivo, y es que el éxito radica siempre en el conjunto'.
Sergio Borgogno Suárez: 'Sirven para ordenar ideas'
Este ingeniero de Telecomunicaciones de 38 años, argentino, está a punto de dar el salto desde el grupo Telefónica, donde llegó a ser director general de una de las empresas dedicadas a comercio electrónico, a Adis Group Technologies.æpermil;l asegura que sólo se puede atribuir a la casualidad el cambio, 'o tal vez a la crisis que atraviesa el sector y a la decisión de Telefónica de reducir el número de directivos', pero lo cierto es que el relevo laboral se ha producido justo después de realizar un Executive MBA en el madrileño Instituto de Empresa. Un curso al que acudió 'con dudas sobre su utilidad' y para el que ahora sólo tiene palabras de elogio: por la forma de aprender -el conocido método del caso-, por los compañeros de viaje -directivos de Vodafone, QdQ, Citibank...- y por los buenos resultados que obtuvo, notable de media. Borgogno, que tuvo la suerte de contar con el apoyo de Telefónica a la hora de financiar sus estudios, tiene un recuerdo excelente de dos asignaturas: finanzas y estrategias. Y, sobre todo, del análisis de las capacidades directivas.
Miquel Lladó Casadevall: 'Quise medir mis conocimientos'
Miguel Lladó tiene 45 años y una dilatada carrera en el sector de la alimentación. Gallina Blanca, Matutano y Bimbo, la compañía que preside desde enero del año 2001. LLadó, licenciado en Económicas y Empresariales por la Universidad de Barcelona, realizó el curso de alta dirección cuando trabajaba en Gallina Blanca y la casualidad quiso que pronto dejara esta compañía para ocupar una dirección en Matutano. Eligió Esade 'por su enorme prestigio' y el curso de marketing lo realizó 'para tener la certeza de que lo que sabía hasta entonces era realmente lo que tenía que saber'. Gallina Blanca le financió la mitad del programa. El presidente de Bimbo califica la experiencia de 'muy enriquecedora desde el punto de vista profesional y personal', y recuerda que el curso le permitió cambiar su perspectiva del marketing, 'una filosofía de empresa'. Hoy día su tiempo es escaso, sin embargo, sigue considerando 'imprescindible' el aprendizaje continuo: 'Dos o tres semanas, le sacas todo el jugo y es fenomenal'.
Jorge Lucaya: 'Se aprende a trabajar en equipo'
Jorge Lucaya, consejero y director general de Morgan Stanley, de 42 años, cursó hace 17 años el Máster de Dirección de Empresas, en versión inglesa, en el IESE. Le aportó una 'sólida base académica', de conocimientos sobre cómo funciona la economía y el mundo de la empresa. 'Te ayuda a pensar de una manera dinámica y real'. A Lucaya le ayudó a trabajar en equipo, ya que todo se discute en equipos. 'Se aprende a discutir en equipo y a escuchar formas de analizar de lo más variponta. Es muy enriquecedor porque se trabaja con equipos multidisciplinares', añade este directivo. Un máster, en opinión de Lucaya, aporta diversidad cultural, 'ya que te encuentras con personas de otros países'. A todo esto contribuye el fenómeno de la globalización, 'trabajar al lado de abogados e ingenieros de otras culturas te permite conocer otras culturas'. Es algo más que el idioma, es la manera de entender la vida. En cuanto a la necesidad de estudiar un máster, señala que no es necesario, 'es bueno'. Nada más. 'Hay grandes empresarios que no tienen formación. Por eso no es necesario'.